Informe (previo)
Justo momentos antes (17/VI/2013:09hs.) de Roma de la audiencia (del Papa a Maduro) prevista para el día de hoy me parece pertinente hacer las siguientes observaciones:
Es posible que nos tilden de aves de mal agûero por no coincidir plenamente en el optimismo de la mayoría de los analistas políticos, y de altas autoridades eclesiásticas en relación a posibles buenos resultados de la audiencia de hoy. Pero hay que insistir en que Maduro no va con sinceras intenciones de cambio en su conducta arbitraria ni de comenzar a respetar verdaderamente los DD.HH. en el país; lo que él quiere es dar algunas ”muestras” de respeto a los Derechos Humanos y la de mostrar una “democracia” más o menos formal, a fin de tratar de legitimar (o que consideren verdaderamente legítimo), su gobierno. Trataremos de justificar nuestra posición basada en los siguientes hechos:
1. El comentario de Maduro, al salir de la entrevista concedida en Miraflores, al presidente de la CEV y al Nuncio de S.S.: “le dije sus verdades a la Iglesia”; con esta insolencia, o falta de diplomacia y delicadeza, para decir lo menos, hacía creer que él no se había doblegado ante la Iglesia, ni había hecho ninguna concesión, sino todo lo contrario.
2. El querer cambiar el protocolo (por desconocimiento imperdonable) entre otras cosas, en cuan to a cómo quería ir vestido y acompañado (edecanes además de diplomáticos).
3. Sabemos que Maduro está dispuesto a hacer ciertas concesiones tales como: declaraciones y gestos conciliadores, cierta (y muy calculada) rectificación (más bien “contemporización) política, como suavizar y hasta “soltar” a connotados presos políticos. A cambio de lo cual exigiría una actitud más “ecuánime y conciliadora” de la jerarquía católica en Venezuela. Es de hacer notar que para Maduro la “ecuanimidad y conciliación” supone hacerse de la vista gorda ante las arbitrariedades del gobierno, que se seguirían cometiendo, pero ahora (es lo que quisiera Maduro), con anuencia eclesiástica. Cosa que, or supuesto, no sucedería.
4. Maduro además trae como trofeo, la opinión de la FAO sobre el desempeño en el problema alimentario de Venezuela. Pero la otra cosa que no sabe Maduro es que el Vaticano y la Jerarquía venezolana saben perfectamente la verdadera realidad de la situación de Venezuela en este aspecto.
En consecuencia: Habrá una luna de miel muy corta, más corta que la que hubo en el 2002, ya que lo más probable (ojalá me equivoque) es que Maduro repita lo que hizo Chávez, su “padre”, ese año de 2002, cuando después de jurar y rejurar, cristo en mano, que estaba arrepentido, que habría reconciliación y perdón, que todo iba a mejorar, que no había odio ni rencores…no sólo no mejoró la situación, sino que siguió a continuación la peor y más espantosa pesadilla en la cual todavía sobrevivimos.
Sin embargo, yo particularmente soy optimista, pues una de dos: a) si la cosa no sale como se describió más arriba, tendremos un atisbo de paz y concordia esperanzadoras de mejores tiempos: b) si no sale así, la situación será tan insostenible que tendrá que reventar, y esperemos, optimistamente también, que no sea con violencia.
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