Mucha gente se pregunta a qué
obedece la reunión de Maduro con alcaldes y gobernadores opositores y unas
posibles “medidas humanitarias” en el caso de Affiuni y Simonovis. ¿Será que
por fin prevaleció el sentido común, sobre todo ante el oscuro panorama que se
avecina?
Creemos que sabemos por qué, pero
antes de decirlo pienso que es necesario acotar algunas cosas:
1. La situación económica-social del país es desastrosa, grave
e inocultable.
2. Las recientes elecciones fueron,
para el gobierno, un descalabro (parcial pero descalabro al fin); sólo que como
ellos siempre convierten las derrotas en victorias (siguiendo la costumbre del
expresidente difunto), convirtieron esta derrota parcial en una victoria total.
3. A pesar de esa “conversión”, el
futuro no luce prometedor para el gobierno, ante la inminencia de medidas
económicas, necesarias pero indigeribles para la masa chavista (alza del precio
de la gasolina, devaluación del bolívar y la consecuente inflación desbocada,
fin de algunos subsidios porque ya pasó la época electoral, graves fallas de la
Misión Vivienda, “Patria Segura”, etc.),
que van a suponer más fallas, protestas, deserciones y críticas en la
base del chavismo nostálgico.
4. El problema que se le presentaba al
gobierno central era que a oposición, basada en sus avances victoriosos y
obtención de feudos chavistas, seguía luchando: a) contra la aplicación del
llamado “Plan de la Patria”, forma encubierta de desconocer el triunfo de las
alcaldías no chavistas; b) imponer y fortificar, económica y políticamente a las
llamadas comunas; y c) por el
nombramiento de jefes paralelos a alcaldías y gobernaciones, entorpeciéndoles
el trabajo, para echarle la culpa de las deficiencias, causadas o provocadas
por el gobierno central.
5. A esto se añade los problemas en
Educación, tanto elemental y media (Resolución 058), como superior
universitaria (normas de homologación, deficiencias presupuestarias, reclamos
estudiantiles, etc.)
Con un inicio de año conflictivo
y sin que hubiera dinero para arreglar los entuertos a base de dádivas,
limosnas, como ocurría en años anteriores, vino la ayuda “psicológica”, no sé
si solicitada o no, de sus mentores y “asesores” cubanos.
Y supimos que éstos le dictaron a
Maduro el plan que se está revelando poco a poco, de disminuir los frentes
de batalla; por lo tanto es conveniente:
*no atacar a la Iglesia;
*no hacer nuevas expropiaciones;
*tomando en cuenta la efervescencia causada antes de las elecciones por
el conflicto universitario, seguir (sólo seguir), el diálogo con los universitarios
y sus representaciones, postergando lo más posible compromisos); eso debe
hacerse por separado (entre estudiantes, profesores y personal administrativo y
obrero) ;
*conceder, como ya lo
mencionamos, indultos “humanitarios”, señalándole a Maduro, el éxito político y
diplomático alcanzado por su “colega” Putin al liberar a las Pussy Riot y a su odiado y peligroso oponente Mijail
Jodorkovski .
En cuanto a la oposición, sería conveniente:
*disminuir los ataques;
*dar la impresión de diálogo y concordia;
* pensar detenidamente en conceder, *pronunciar un discurso, si no
conciliador, al menos no insultante…
Los “asesores” sabían que habría problemas pues el sector cívico-militar
narco-corrupto se opondría; ante eso Maduro y su gente tendrían que hacerles
ver que eso era lo estratégicamente correcto, por lo cual debían apoyarlo y
aplaudirlo.
Maduro ya empezó su plan, pero el tiempo (una o dos semanas) dirá si
puede seguir la línea dictada por la Habana, pues como se sabe, hay fuertes
diferencias entre los tres grupos de poder; la amalgama ha funcionado porque
todos están conscientes de que o se salvan todos o se hunden juntos.
Al iniciarse el plan todo empezó
a darse como se había previsto: aplausos , aunque con reserva de lado y lado,
pequeñas concesiones, pero muy publicitadas, que dieran la impresión de que el
gobierno iba a seguir cediendo: un poco
de menos belicosidad en las presentaciones, aunque lo suficientemente
estentóreas como para complacer a la fracción dura, etc. etc.
Cumplido lo anterior se pasaría a la fase siguiente: hablar de las
medidas económicas severas previstas (aumento, aunque gradual, de la gasolina, devaluación
más o menos camuflada de la moneda (en la que la mayor perdedora era la clase
media, pero a la que le endulzarían el amargo remedio con algunas “concesiones”
que se están estudiando, dando a entender que la oposición las aprobaba o al
menos no se oponía…
Ante esto una pregunta ¿cómo podrá aceptar la oposición ese pequeño
cambio (en realidad un chantaje), apareciendo como legitimador de medidas
impopulares, y que no se abandonara la
lucha contra la arbitrariedad, la injusticia y la corrupción? Si se sigue una
crítica implacable, ¿no se estarían comprometiendo los pocos logros obtenidos?
Para la crítica despiadada y necesaria se puede contar con María Corina
y otros representantes de la oposición para seguir con ese trabajo; pero había
un problema: María Corina y esos otros representantes son parte de la Unidad Democrática,
por lo que su representatividad es limitada, por lo cual hace falta el empuje de
la mayor representación.
Viene entonces el deus ex machina
a resolver la situación:
Capriles fue invitado (sólo telefónicamente, como para que no fuera) a
la reunión de Alcaldes y Gobernadores en Miraflores, y…Capriles no fue. A mí
personalmente me pareció que Capriles había perdido una oportunidad de decir claramente,
nada menos que en cadena nacional, una serie de cosas, tal como lo hicieron otros;
y exigir además lo que se le exigió al
gobierno: a) respeto a la representatividad, del mismo Capriles y de las autoridades electas; b) señalar lo inconstitucional de los “jefes”
paralelos (como el Jaua que tiene él); y
c) el injusto “reparto” del situado
constitucional, como si fuera un botín para el “vencedor”.
Pero en este momento eso se puede revertir, convirtiéndose Capriles en
“el policía malo”, y seguir así denunciando todas las injusticias,
inconsecuencias, corruptelas y disparates de todo tipo del gobierno…como
reconocido jefe de la Oposición; y dejarle a Ledesma, el papel de “policía bueno” (pero no pendejo);
Ledesma, con su diplomacia y experiencia política, puede como representante del
grupo de Alcaldes, obligar al gobierno a cumplir las pocas promesas que hizo.
Esa es la única manera de obtener, y seguir obteniendo algo del régimen,
sin claudicar en la denuncia del desastre actual y, sobre todo, futuro, porque tal como estamos,
vamos, y seguiremos peor, sin rumbo cierto, hasta el fondo del precipicio.
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