domingo, 7 de noviembre de 2010

Elogio de la ignorancia

Proemio
                Ya dije antes que antes de comenzar este blog traté hice una pequeña encuesta a unas cuantas  alumnas, posibles primeras recipiendarias a quienes estaría principalmente dirigido. La receptividad  fue muy halagadora lo cual me compromete aún más porque hubo una gran cantidad de expresiones tan encomiásticas que voy a expresar unas cuantas ideas aparentemente desilvanadas pero que las recipiendarias entenderán perfectamente bien. Sé que lo que voy a escribir hará que ustedes piensen, y con razón, que me la echo de sapo rabúo y que no soy el hombre más humilde del mundo, sino todo lo contrario. No importa: en primer lugar no conocí a ninguna abuela (así se decía antes al que se alababa mucho);en segundo lugar los años permiten que uno haga y escriba estupideces; y en tercer lugar ustedes pueden expresar su opinión contraria a todo lo que haga o diga, en caso de que lo consideren así.
·         Me acuerdo de algo aplicado a los argentinos: “el mejor negocio que alguien haría sería el de venderme por lo que ustedes creen que valgo y comprarme por lo que yo realmente valgo”.
·         Mi papá me decía (hacia 1940 d.C) que no importara lo que yo fuera (bombero, policía, barrendero, etc.) pero que tenía que ser, no el mejor, sino  muy bueno. Como yo no entendía bien eso de el mejor sino muy bueno, le pedí explicación y me dijo, con sus palabras, algo como esto: “No es bueno que digan que uno es el mejor , porque puede que los demás no sean tan buenos y entonces el mejor puede ser malo en otro grupo; en cambio muy bueno siempre será muy bueno en cualquier grupo.
·         En una avenida de Cumaná había una panadería, que al lado del nombre de la panadería, puso:…la mejor panadería de Oriente”; luego se instaló otra que puso, al lado de su letrero:”…la mejor panadería del estado Sucre”; luego se instaló otra, la cual puso, también al lado de su letrero:”…la mejor panadería de Cumaná; luego se instaló otra que puso:”…la mejor panadería de la parroquia Santa Inés; finalmente se instaló la última que puso, al lado de su letrero:”…la mejor panadería de esta Avenida”.
Pondré ahora como ejemplo el Colegio San José de Tarbes (como pudiera haber mencionado al Pedro Emilio, al Pedagógico, etc.): en mis clases pretendí ser muy bueno.  Podría ser el mejor maestro del mundo, de América, de Venezuela, de Caracas, del Paraíso, del Colegio, etc. ¿y qué le importa eso a mis alumnas? Nada en absoluto: lo que ellas querían era tener un buen profesor;  y si ellas así lo creían ¿qué me importaba a mí lo demás?
·         Nunca fui mencionado como candidato para alguna condecoración del Estado venezolano (cuando condecoraban a los educadores); eso fue para mí de gran frustración porque de haberme considerado para ese honor no lo hubiera aceptado, por dos razones: la primera porque es mejor que la gente pregunte: ¿por qué no condecoran a Germán Flores? y no ¿por qué condecoran a ese individuo?  La segunda es ésta: en el siglo II antes de Cristo, había una matrona romana llamada Cornelia, de la mejor sociedad de Roma, hija y nieta de próceres. A pesar de eso era muy sencilla y dedicada sólo a la buena educación de sus hijos, los famosos hermanos Graco de la historia romana. Una vez, unas amigas que estaban en su casa hacían ostentación de sus joyas y para echarle en cara su sencillez y ausencia de joyas le preguntaron: Cornelia¿ y dónde están tus joyas? Entonces Cornelia llamó a Cayo y Tiberio, sus hijos, y señalándolos dijo: éstas son mis joyas. Mis alumnas y mis alumnos son mis condecoraciones.
  

1.  Elogio de la ignorancia
                Con la intención de sepultar en el ridículo la ciencia escolástica medieval, Erasmo de Rotterdam (1467-1536) escribió en latín,  un Elogio de la Locura (por su nombre en latín: Laus stuLtitiae, que debió traducirse más bien como  Elogio de la Estupidez), dedicado a su amigo Tomas Moro, de quien decía Erasmo que: ”gracias a la  indecible dulzura y afabilidad de tu condición, con todos te avienes, con todos tratas, con todos te llevas bien y con todos te diviertes”… por lo cual pensaba Erasmo que Tomás Moro recibiría con beneplácito su nueva obra.
En el lejano mes de noviembre de 1982 fui animado por D. Pedro Berroeta, insigne intelectual y periodista venezolano, a  hacer un elogio razonado de la ignorancia, madre de la sabiduría, de la investigación,  animadora de todos los libros, especialmente los de Ciencias. Como decía D. Pedro : En el principio no era el Verbo, sino la ignorancia(ELNACIONAL:21.XI.1982-P.A/4)
¿Por qué un elogio de la ignorancia ? porque no hay nada más útil y provechoso que la ignorancia. Fíjense: 
 a) La ignorancia es la madre de la Ciencia y de la Sabiduría; madre  de la Ciencia porque si todos supiéramos todo, ¿ quién va a investigar?, y ¿qué se va a investigar ? Se investiga porque no se sabe (algo); y si se investiga bastante, se sabrá bastante, al menos de lo que se está investigando y de esa manera surgen los sabios...
b) Si supiéramos todas las cosas, sabríamos todo;entonces, ¿habría amor, romanticismo, diversión ? No,  porque ya cada quien sabría que lo aman o no lo aman y no se molestaría; no iría al cine, al teatro, a un espectáculo, etc. porque no habría nada que él no conozca. No habría médicos porque ¿quién va a consultar a alguien si ya sabe el mal o la enfermedad que tiene?  ni farmacéutico porque ya sabe o qué remedio comprar para curarse o ni lo compra porque sabe que no se va a curar; abogados penales ¿para qué? si no va a haber jueces, ni cárceles, ni víctimas, ni nada porque todo el mundo lo sabe todo.
c) lo peor de todo sabríamos cuándo nos vamos a morir, de qué y cómo. Entonces ¿se suicidaría todo el mundo por miedo a la muerte que sabe cuándo viene y cómo? No lo puede ni siquiera intentar porque él ya debe saber que no va a poder suicidarse porque sabe que así no va a morir.
d) En el aspecto religioso, habría una sola religión o ninguna porque todo el mundo sabría que no puede cambiar de religión. ¿Habría musulmanes? ¿cristianos? etc. ¿ Se dan cuenta del caos que habría si no fuera por la ignorancia? Así como los bizantinos cristianos erigieron en Estambul la hermosísima basílica de Santa Sofía (convertida después en mezquita por los turcos) dedicada a la Santa Sabiduría de Dios, debieron haber erigido una Iglesia, hasta más monumental, dedicada a la Santa Ignorancia, sin  la cual no habría progreso. (entre paréntesis hay tipos que hasta presidentes pueden ser, que son verdaderos monumentos andantes de la Ignorancia). ¿ Entienden ahora por qué hay que hacer un elogio a la ignorancia?    
Nadie  mejor que yo, un ignorante confeso, para ese trabajo, con la ventaja adicional que al confesarme ignorante nadie me puede criticar nada por la sencilla razón de que si me equivoco o no digo todo lo que debiera decir de la ignorancia tienen que perdonarme por eso: porque soy un ignorante.
Expondré a continuación un resumen del trabajo que trataré de publicar completo lo más pronto posible.

1.1 Clases de ignorancia.

Antes de esbozar la alabanza en sí, quisiera conceptualizar algunas cosas que sé,  relacionadas con la ignorancia, conceptos que obviamente,  muchos que me leen, ignoran. Nota:  por supuesto que no puedo hablar de cosas de la ignorancia  que yo  ignoro.
Etimología. La familia de palabras de la ignorancia (ignorar, ignorante, ignaro,  etc.) proviene indirectamente del griego y directamente del latín /ignoro,ignoras, ignorare…/ que significa /no saber/, /desconocer/.  Específicamente la lexía /ignorante/ proviene de /ignorans-ignorantis/,  participio presente del verbo ignorare y significa: /ignorante/,  /que no sabe/, /que ignora/.
Por lo tanto la primera conclusión es que todos somos ignorantes porque no sabemos todas las cosas. Einstein dijo, con toda razón, que "todos somos ignorantes; lo que pasa es que no todos ignoramos las mismas cosas".
Clases o tipos de ignorancia. Mi clasificación personal de la /ignorancia/ es: 
1.       La ignorancia presocrática. Es la ignorancia más elemental: se puede enunciar que es aquella ignorancia del que no sabe y no sabe que no sabe o no tiene conciencia de otros saberes fuera de su medio primitivo inicial. Una persona que esté desvinculada de cierto mundo: p.ej.: un niño de 3 a 6 años, no sabe muchas cosas, pero él no sabe que no las sabe; una persona que esté apartada de su medio inicial primitivo: p.ej.: un campesino que no haya salido de su campo, sólo sabe de su entorno pero ignora lo de un entorno mayor; un indio que igualmente no haya salido de su entorno, sabe todo lo que tiene que saber de él, pero no se preocupa o ignora los saberes de otros entornos.
Importante: no se debe confundir ignorancia con lo que se llama peyorativamente “brutalidad”. Las personas que mencionamos en los ejemplos, tienen  generalmente más “sabiduría” que otras de otros entornos. No hay nada más simpático que la sabiduría infantil; y hay mucha “sabiduría” verdadera en un campesino y en un indio cuyo sentido común (la forma más elemental de “inteligencia”) asombraría al más “sabio” de otros entornos culturales. En resumen: no se debe confundir ignorancia (no saber) con  “no pensar”.


2.       La ignorancia socrática. Es la mejor ignorancia y a la que debemos llegar todos los seres inteligentes:  Consiste en saber que no se sabe, o sea tener conciencia de que no se sabe algo.
3.       La ignorancia postsocrática. Es la del que no sabe pero cree que sabe. Es la más común y la peor, sobre todo en políticos y gobernantes.
4.       La ignorancia enciclopédica. Es la ignorancia que abarca todas las disciplinas o áreas del saber humano. Más común de lo que parece, sobre todo entre políticos.
5.       La ignorancia “flojérica”, que es aquella, principalmente de estudiantes, que saben, pero dicen que no saben por “flojera” de ponerse a pensar y dar una respuesta que hasta podría ser acertada.
6.       Debe haber otras ignorancias que yo ignoro.
7.       Inerrancia.- Hay algo muy importante: hay un estado de no saber que pudiera ser un tipo de ignorancia a la que yo llamaría inerrancia; esta lexía (palabra), proviene del latín /inerro/, /inerrare/ que significa /equivocarse/, /errar/ y cuyo participio presente es /inerrans/, /inerrantis/; de donde provendría, por analogía, /inerrante/ e /inerrancia/, lo  que a su vez significaría algo así como /que sabe algo (pero) equivocado/. Fíjense entonces que no es una ignorancia por sí misma (porque se sabe algo), pero como lo que sabe es equivocado, en realidad  /no sabe/,  por lo que puede ser un tipo de ignorancia[1].

La inerrancia a su vez puede ser muy peligrosa, cosa que no siempre sucede con los otros tipos de ignorancia. Pongamos por ejemplo a un médico y a un ingeniero inerrantes (o sea con inerrancia): el médico está tratando a un enfermo y el ingeniero está haciendo una construcción:
·         El médico trata al enfermo con un tratamiento equivocado debido a su inerrancia o sea, el médico conoce la enfermedad y cree que ese tratamiento curará al paciente,  pero éste empeora (o muere, que es peor), por esa inerrancia (o sea el tratamiento equivocado) del médico. Por supuesto que será demandado por “mala praxis” médica.
·         El ingeniero hace mal unos cálculos debido a su inerrancia, y se le viene abajo la construcción. ¿Por qué sucedió eso? Porque el ingeniero sabía algo, pero lo sabía equivocado: ignoraba, a lo mejor por culpa de él, la resistencia de los materiales usados, la cantidad de éstos, etc. y por no ser lo suficientemente resistentes, el trabajo se vino abajo. También le sale demanda.
Habría más ejemplos, pero lo que sería común a todos es que ese tipo de ignorancia (la inerrancia), puede tener  consecuencias tan malas como otras ignorancias (sobre todo la postsocrática de los políticos y gobernantes).
Las consecuencias o conclusiones que podríamos sacar son muy interesantes. Veamos:
        I.            En una campaña electoral un político acusa a su contrincante de ignorante. Eso es un arma de doble filo porque el político acusado puede reconocer que efectivamente es un ignorante, pero lo puede convertir en una ventaja. ¿Cómo? Simplemente diciendo que como él sabe que es ignorante (la ignorancia socrática) eso demuestra
·         Primero su humildad, lo cual es una virtud equivalente a un valor: la sinceridad, muy raro en un político;
·         Segundo: como soy ignorante, pero lo sé, si llego a ganar me asesoraré con los mejores, que sí saben, y permitirán que haga un buen gobierno. De manera que puede basar en lo su contrario considera un defecto en una virtud.
      II.            Consecuencia contraria de la anterior es la de la mayoría de los políticos nuestros, que tienen la suma de las ignorancias: la  ignorancia #3 (postsocrática) y la #4 (enciclopédica) cuya suma da la #7 (la inerrancia). ¿Qué tendríamos entonces? Un gobernante que cree que lo sabe todo pero en realidad ignora todo de todo y si sabe algo lo sabe mal;  como él cree que lo sabe todo, no se asesora y como lo que cree que sabe además lo sabe mal es seguro que va a meter la pata; las consecuencias de eso no importarían tanto  si sólo lo afectara a él;  pero el problema es que afecta a todo el país, de manera que lo llevará irremediablemente al precipicio.  


[1] También existe una inerrancia en la teología católica pero ese homónimo proviene del latín  /enarro/, /enarrare/ que significa /no narrar/, /pasar por alto/ y cuyo participio presente es /enarrans/, /enarrantis/; y de ahí /inerrancia/, que significaría algo así como /que cuenta con detalle, /que explica, /que  interpreta/. Por lo tanto esta inerrancia es muy distinta a la inerrancia del punto 7.

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