Ortografía (La nueva ortografía del castellano)
Una vez, cuando estudiaba Letras en la Central, en los (no tan lejanos) años finales de los ´50 y comienzos de los ´60, nuestro ilustre profesor de Filología, Ángel Rosenblat, de inolvidable recuerdo, escribió en el pizarrón *“Benezuela”. Como no se trataba de un texto antiguo ni nada parecido, nuestra extrañeza fue muy grande y creíamos que de alguna manera lo relacionaría con la asignatura. Sin embargo, con la mayor tranquilidad, se disculpó, dijo que fue un error de ortografía, debido tal vez a que había estado trabajando todo el día con textos antiguos en que aparecía alternadamente Benez(s)uela y Venezuela; a continuación nos habló brevemente del problema ortográfico y de las vicisitudes relativas a las normas ortográficas.
La conclusión que sacamos (o al menos saqué yo) de la docta exposición de Rosenblat fue:
1°) que la ortografía es algo mucho más complejo de lo que la gente cree;
2°) que se le da mucha importancia, y la tiene, pero no tanto como la que se le debe dar a la lengua en sí, cuyas faltas y pecados no son tan castigados o tomados en cuenta como los de la ortografía; a propósito de esto recordamos el (considerado “gravísimo”) error del Dr. Ángel Biaggini en 1945, cuando escribió en un texto manuscrito enviado a la prensa, “entuciasmo”(sic), lo que pesó mucho para la aceptación de su candidatura presidencial por parte de la oposición (AD) y que facilitó el golpe militar de octubre de 1945 contra el presidente Isaías Mediana, que cambió la historia de Venezuela;
3°) que hay que saber mucho para atreverse a corregir o a burlarse de alguien que cometa algún error de ortografía.
La carencia de una normativa ortográfica general “aun en las capas más cultivadas de España”, como lo expone magistralmente nuestro ya mencionado maestro Ángel Rosenblat[1], fue uno de los motores que movieron a D. Andrés Bello a exponer sus ideas ortográficas. Rosenblat documenta que “desde Nebrija …figuras de primer orden como Juan de Valdés, Fernando de Herrera y Mateo Alemán” habían sido seducidos por la idea de una reforma ortográfica.
La ortografía castellana era una especie de prolongación directa de la latina, porque quienes escribieron las primeras palabras castellanas eran clérigos que lo hacían en latín y, por analogía, trasladaron la ortografía latina a la nueva lengua; en esa época no era muy firme la ortografía del latín por lo que esa inseguridad pasó al naciente castellano.
Esas dudas y vacilaciones estuvieron presentes en las transcripciones latinas que dieron las alternancias: [/c/ /z/], [/u/ /v/], [/v/ /b/], la /i/ y la aparición de la /j/,[/j/ /g/]… y las vacilaciones especiales de la /h/, etc.
Siguieron luego otros problemas ortográficos: *inconsistencias [/i/ /y/], [/nb/ /np/], /rr/ inicial; *cultismos (es decir lexías que no siguen las reglas del cambio lingüístico sino que derivan directamente de la lexía latina), duplicación de consonantes (como la /f/), o las palabras provenientes del griego, como /ffilosopho/, /christiano/, grupos consonánticos cultos (/sancto/, /scriptos/, /fructos/, /septimo/, /merescimiento/…
La primera vez que quedó “establecida” la ortografía, por cierto con criterio fonético, fue en la época de Alfonso X el Sabio, aunque sin fijeza y con cierta flexibilidad. Pero cuando viene el Humanismo en el siglo XV se hace énfasis en el origen latino del castellano (y demás lenguas romances); y como consecuencia, se alternan la ortografía fonética antigua y la ortografía etimológica culta. Luego, al aparecer la imprenta, (a España llegó hacia 1468), se hace necesaria una regulación; empieza a hablarse de ortografía y los impresores (españoles) conservan los hábitos ortográficos del siglo XV; debemos acotar además, que fue Antonio de Nebrija el primero que trata de ordenar y fijar la ortografía castellana. Lo más curioso y significativo es que aunque Nebrija humanista a carta cabal, estudió en Bolonia, moldea su Gramática Castellana (la primera en lengua romance) a su Gramática latina (cosa que le criticaron sus contemporáneos) y se atiene, en la ortografía castellana, no a la grafía latina sino a la pronunciación castellana!
Los avatares que siguen en esta recolección ortográfica son muy interesantes pero no es nuestro caso mencionarlas porque lo que queríamos demostrar era lo complejo de lo relacionado a la ortografía a pesar de lo cual trataremos de simplificar lo más que se pueda.
Trataré pues de hacer unas consideraciones ante los “cambios” ortográficos por parte de las Academias de la Lengua (la Real de España y las republicanas de América), pero antes me voy a permitir hacer las siguientes consideraciones:
1. Entrecomillé “cambios”, porque se ha hecho una gran alharaca como si fuera una revolución ortográfica; la verdad es que los “cambios” fueron pocos ya que algunas de las recomendaciones de las Academias en el campo de la ortografía, ya se habían hecho hace tiempo. Francisco Javier Pérez, Académico de la Lengua, lingüista y en mi opinión nuestra máxima autoridad en Lexicografía (tanto que fue uno de los 11 representantes de las 22 Academias de la Lengua que participó en La Rioja, España, en la redacción final del texto ortográfico al que me estoy refiriendo, texto que sería ratificado en la reunión de las Academias de la Lengua en México, en la vigésima cuarta edición de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara), señaló (en El Nacional-sáb.27/nov/2010 pág.4.ESCENAS CULTURA) que “muchos de estos cambios estaban propuestos en la Ortografía de 1999 y que en el Diccionario de 2001 ya habían desaparecido las letras /ch/ y /ll/”. En resumen: lo que se conoce hasta ahora no son más que precisiones sobre normas que llevan años de vigencia, aunque hay que admitir que se elimina mucha confusión en algunas zonas grises de la ortografía castellana.
2. Quiero insistir en que los “cambios” ortográficos no son “órdenes” de las Academias, sino recomendaciones. Las Academias saben muy bien que la lengua es una creación social, dinámica y no estática; y que como es un ente vivo, nace, crece, se multiplica y muere. A este efecto, el Dr. Francisco Javier Pérez, en las misma oportunidad señalada en el punto anterior, dice que la mayoría de las personas que critican la nueva Ortografía lo hacen por ignorancia, porque “la intención nunca fue imponerle nada a nadie” sino recomendar los usos más comunes del idioma para homogeneizar el castellano de un lado y otro del Atlántico.
3. A propósito de lo anterior, recuerdo que cuando se “admitió” la elisión de la /p/ de séptimo y septiembre se formó el mismo alboroto, creyendo que se trataba de una imposición, cosa que jamás ha estado ni estará en el ánimo de las Academias, que lo que buscan es, como ya se dijo, homogeneizar la lengua hablada por unos 450 millones en el mundo y en plena expansión: se calcula que para el año 2030 la hablarán unos 530 millones en el mundo.
Resumiremos las novedades de la ortografía de la lengua castellana:
1.Se amplían cuestiones ya implícitas en la anterior versión
2.-Se intentan resolver los aspectos conflictivos
3.-Se especifican cosas (algunas ya anotadas), como
· por qué una palabra se escribe con “b” y “v”;
· el plural de las siglas se identificará en el artículo; p.ej. se dirá “los DVD, las ONG (y no “los DVDs” o “las ONGs”).
· La regulación explícita de muchos problemas que en publicaciones precedentes no eran ni siquiera contemplados. Es el caso de gran parte de los capítulos dedicados a las mayúsculas y minúsculas, a los nombres propios, a las expresiones procedentes de otras lenguas, a las expresiones numéricas y a la ortotipografía.
· Los medios de comunicación anuncian como “hecho histórico”, por ejemplo «la eliminación de dos letras del alfabeto» castellano, la ch y la ll. cuando en realidad, estos dos dígrafos ya habían sido eliminados de los diccionarios en 2001 e incluidos dentro de la c y la l. sin que nada cambiara en la lengua por eso.
· Debido a vacilaciones, que vienen desde hace por lo menos cincuenta años y sólo han generado confusión y críticas incesantes, se elimina la tilde diacrítica en los demostrativos (este, ese, aquel, esto, eso, aquello) y en el adverbio/adjetivo solo.
· La /y griega/ cambia su nombre a /ye/ ; (en realidad ese “nuevo” nombre alterna con el otro hace casi sesenta años).
· Se recomiende la grafía cuórum en lugar de quórum y se cambia la /q/ por /k/ en Irak: La razón es la /q/ al final de palabra es inexistente en castellano y no se justifica por proceder del árabe, que tiene otro alfabeto. [Sin embargo, yo personalmente seguiré escribiendo quórum, Irak, etc.].
· Se recomienda que el prefijo /ex/ vaya unido a la palabra, sin guión, tal como se señala en la Nueva Gramática de la Lengua Española.
· Se suprimen las tildes en palabras como /guion/ y /truhan/. [Yo particularmente seguiré poniéndoles tildes, porque en mi pronunciación venezolana esas palabras son bisílabas y no monosílabas como parece que son en España, según se deduce de la recomendación de la Academia].
En esto de la “nueva ortografía” hay otras cosas (recuérdese que el volumen donde se recoge todo el trabajo (ortográfico) de las Academias, tiene unas 800 páginas) que trataremos de comentar en otras “sesiones” si a ustedes les interesa. Pero no quiero terminar ésta sin señalar otra vez que la lengua, el idioma, pertenece a los hablantes y que , como dice Ricardo Soca en el diario El País de Madrid: “las Academias nada pueden hacer —aunque a veces lo intenten— excepto acatar las decisiones de los usuarios de la lengua y verterlas en los diccionarios y gramáticas, mientras que el código ortográfico se mantiene inalterado (como en francés o en inglés) o cambia periódicamente, como en español, por decisión de entidades que ha consensuado en llamar, a veces con cierta ironía «autoridades lingüísticas”.
Igualmente en otra “sesión” seguiré insistiendo en Ortografía y Lengua , porque las faltas de ortografía son publicitadas, provocan risa pero al final se le da una importancia relativa – en cambio lo relativo a la lengua pareciera que no tiene la misma importancia.
Chávez por ejemplo ha cambiado totalmente la lengua- no voy a hacer, un “análisis del discurso d Chávez” porque eso lo han hecho muy bien otras personas. Lo que me interesa es “vulgarizar”, es decir que lo entiendan individuos que no tienen por qué saber especializaciones lingüísticas y personas que también se atreven a hacer observaciones ortográficas porque al fin y al cabo la lengua es una posesión colectiva , que todos ayudamos a formar (y los académicos a normar); lo del presidente Chávez, no son “detalles” como sucede con la ortografía; él no ha modificado o (cambiado)la lengua en cosas menores (ortografía) sino que la ha modificado de una manera sustancial y en forma definitiva, estructural ; pero ¿se ha formado un escándalo por esto? ¿la Academia, los escritores, etc… han insistido lo suficientemente en este aspecto? No es que no haya habido avisos, reclamos, observaciones, críticas, etc. pero no es suficiente para la importancia y la gravedad que tiene el asunto : leyes (electorales no tomar en cuenta a las minorías, de centralización (no tomar en cuenta a los estados, municipios, etc), resoluciones expropiaciones, ocupaciones, , slogans (patria…), nombramientos (*general), lexicografía, semántica, género, sintaxis, etc. son una flagrante violación del art. 9 de la Constitución; es decir, la lengua empleada en esas disposiciones presidenciales (u oficiales: TSJ. AN, etc.) en cuanto a gramática en general y semántica en particular difiere esencialmente del castellano.
[1] En el “Prólogo sobre las ideas ortográficas de Bello” de ESTUDIOS GRAMATICALES Andrés Bello -Ediciones del Ministerio de Educación-Caracas-Venezuela 1951 pp. IX – CXXXVIII.