domingo, 6 de febrero de 2011

Ortografía en la ciberlengua


                Cuando estaba preparando esta sesión de lo que iba a llamar “Ortografía en la ciberlingua” (nuevos medios de Comunicación), salió un reportaje en El Nacional (4.ciudadanos SOCIEDAD viernes 4 de febrero de 2011) sobre el tema, con el nombre de La ortografía naufragó en Internet; al comienzo, la autora, Carolina Conde, dice que “las normas actualizadas de la RAE parecen no importar en los chats y SMS, pero los especialistas dicen que la ciberlingua también requerirá regulaciones”.
                Coincido plenamente con los (llamados por Carolina) especialistas a los que se refiere: Lucía Fraca, (eximia lingüista, Académica de la Lengua, autora de numerosos tratados de Lingüística y quien fuera mi alumna en el Pedagógico de Caracas cosa que digo con el mayor orgullo) y Francisco Javier Pérez (colega en la UCAB, igualmente Académico de la Lengua, lexicógrafo y de cuya competencia, da fe el hecho de haber trabajado directamente en España, como representante de la Academia Venezolana de la Lengua, en la elaboración de las Nuevas Reglas de Ortografía) ; solamente me gustaría añadir algo a lo expresado en sus declaraciones por tan distinguidos colegas.
                La ortografía en los chats, (anglicismo asentado y admisible; en inglés significa charla y  en castellano significa ”conversación de personas conectadas a internet, mediante el intercambio de mensajes electrónicos) sí debe importarle a las Academias porque los usuarios, principalmente adolescentes y jóvenes, han creado paulatinamente una nueva forma de comunicación (que de seguir así generará una especie de koinía, esperanto o lengua universal, con sus propios códigos que ya va más allá de los límites del idioma materno (sea castellano, inglés, francés, italiano o portugués: en esos idiomas hemos registrado un código común de abreviaturas [grafemáticas (i.e.con letras), fonemas (de letras o grafemas, pictografías (signos no lingüísticos), etc.] en un 40%*.

*) “Algunos ejemplos (de diccionario general (celulares): los blackberry lo tienen incorporado:
1)  :) = cara feliz= estoy contento.      2)  :@ = estoy bravo.      3)  :( =cara triste =estoy triste.    
 4)  :S =confusión o problemas.      5) :$ =sonrojado, ruborizado.          6)  imxta= importa.     7) xq= porque y porqué (pregunta y respuesta). 8) “y” =why (en inglés).  9) mayusculas =gritos o emoción grande.       
10) :D = contentísimo.  11) ;) =guiño       12)  :p =broma,tu eres tonto,etc.(no insultante). Etc…

                Este  porcentaje podría ir aumentando, ya que este nuevo código o lengua es también (como lengua) un producto social, que nació, está creciendo, se está multiplicando… y no sabemos cuándo morirá…( si muere). Por haber construído sus propios códigos, son ellos (adolescentes y jóvenes)  los que parecen tener derecho de hacer su propia ortografía aunque sea en desmedro del respectivo idioma materno. 
                Para un lingüista parecería a primera vista que estamos en presencia de la deformación de la lengua, castellana en nuestro caso; pero en realidad, ese código es, bajo el punto de vista de la comunicación, completamente normal ya que en el ciberespacio hay otra manera de leer. La Dra. Fraca, p. ej., dice que “las carencias en la lectura y la escritura convencional son de otra índole, pues el colectivo cibernético se entiende y comprende bien sus mensajes”. Añade que ellos se autorregulan, se corrigen entre sí, y generalmente se comportan bien en los diferentes sistemas o variantes, e insiste en que hay que estudiar y analizar la ciberlingua, en vez de ver errores o carencias en los procesos de lectura y escritura, porque sería “una manera muy simple y poco seria  de conceptualizarla”.
A su vez, el Dr.Francisco Javier Pérez, aclara que “un hablante consciente de lo que vale su lengua y de lo importante que es preservar la coherencia interna del sistema, no cometerá errores de escritura, no sólo escribiendo SMS, sino incluso cuando haga una lista de productos para comprar en el mercado”. Con esto quiere expresar que no hay que achacar los errores de ortografía a los SMS, y que la “ortografía debe asumirse como una práctica regular y útil, como vehículo de comprensión cabal de la lengua y no como capricho formal desarraigado”. Por último enfatiza en la ciberlingua debe “ir creando sus propios códigos ortográficos” porque de otra manera ya no sería sistema sino caos y ”naufragaría en la tempestad de su propia anarquía”. 
En todo caso que se debe evitar es la transferencia ortográfíca; un estudiante (principalmente joven o adolescente) cuya forma de expresión es vulgar-coloquial y que casi siempre se comunica cibernéticamente (SMS, chat, internet etc.), estará tentado, por inercia,  a usar la ortografía cibernética en todas sus manifestaciones escritas cultas: exámenes, redacciones, cartas, etc.; en consecuencia, escribiría *xque, en lugar de porque,* +q en lugar de más que,  *imxta, en lugar de importa, etc.  Las primeras formas son ortográfícamente correctas en su código cibernético, pero al transferir esas reglas al código lingüístico escrito-culto-escolar, son graves faltas de ortografía.
Igualmente, quien use casi siempre el código culto o coloquial-culto de la lengua, usará, también por inercia, ese lenguaje formal en su escritura; más aún, no sólo le cuesta usar el código cibernético sino también las modificaciones ortográficas recomendadas por las Academias: yo personalmente no puedo dejar de usar las tildes en /aún/ cuando significa todavía, /sólo/ cuando es adverbio, /éste,a/ cuando es pronombre, ni escribir /Catar/ (reino al Suroeste de Asia) en lugar de Qatar, etc.
Resumiendo: la ciberlingua puede crear sus propios códigos ortográficos; pero esa ortografía, correcta en su código, no la puede transferir al código escrito normal.