Un “animaldor”(sic) animaldor: es un neologismo que significa “animal que anima algo”], en horas de la noche, profirió, el 6 de julio y días subsiguientes, una sarta de insultos, groseros, bajos y soeces contra Miguel Henrique Otero, su madre María Teresa Castillo y María Corina Machado, personas todas de mi más alta estimación y admiración, salpicando de paso además, a Kico Baptista, mi alumno termocéfalo del Pedro Emilio Coll, a mi nieta adoptiva Carla Angola, y en general al equipo de Buenas Noches de Globovisión, entre ellos mi querida exalumna Mirla. Confieso que yo no oí ese programa sino que me hicieron llegar por email y no creí hasta que supe que era verdad por la denuncia pública que se hizo de esa barbaridad.
A eso, Miguel Henrique Otero y su hermana Mariana contestaron con una denuncia penal contra el autor de los “dichos”, cosa que apoyaron personalidades de nuestro mundo social y cultural. Me parece que M.H.O. debió hacer eso por simple dignidad, pero la denuncia tuvo una publicidad exagerada, que le da más notoriedad al hecho y al individuo; además todos sabemos que no se hará justicia y más bien se podría obtener lo contrario, porque este desgobierno, ab initio (aun antes de ser gobierno: febrero de 1992) siempre convierte las derrotas en victorias (la última: la “gloriosa” batalla de El Rodeo, junio-julio de 2011).
Como Kiko, Carla, Mirla y María Corina no han replicado (porque no deben replicar o discutir, o pelear en un lodazal y mucho menos en un albañal), decidí, ante tamaño exabruto (sic) exabruto: es un neologismo que significa “palabras provenientes de un individuo bruto”] y a manera de desagravio y demostración de solidaridad y cariño, exponer, unas consideraciones lingüísticas, tomando en cuenta que el objeto del insulto es la destrucción del otro por medio del lenguaje.
El insulto político (o por motivos políticos, es decir, aquel que se hace por estar en campos políticos distintos), “no eran otra cosa”, como dice Francisco Javier Pérez (El insulto en Venezuela-Caracas,Fundación Bigott,2005:13), “que modos de aniquilación del contrincante político valiéndose de las palabras capaces de destruir el corazón de los rivales y, junto a él, de poner en entredicho la solvencia pública del atacado”. Al comenzar estas líneas, quise guiarme por la obra (El insulto en Venezuela) ya citada de mi admirado amigo y colega y tener como modelo a tan insigne Maestro, pero no pude porque los ejemplos puestos por él como insultos, analizados en la obra citada, son expresiones de un lenguaje culto, castizo y paradigma del buen decir, como casi siempre habían sido las disputas políticas en Venezuela, inclusive en sus más polémicos momentos; todo lo contrario del lenguaje usado por el individuo al que me refiero: grosero, obsceno, burdelesco y que normalmente no usan las personas de un mínimo standard de urbanidad ni en sus más vulgares peleas o discusiones. En otras palabras: no se puede aplicar una teoría para lenguaje normal en el batiburrillo (más burrillo que bati) que tratamos de analizar.
Según Francisco Javier, los insultos son de varias clases, ya que dependen de la circunstancia en que se dan, de quién (quiénes) los profieren, cómo los hacen, etc. y en su obra, él enuncia catorce categorías bajo el punto de vista de la forma (lingüística):
1. Voces o expresiones groseras;
2. Arcaísmos;
3. Cultismos
4. Eufemismos;
5. Diminutivos;
6. Gentilicios;
7. Fórmulas de tratamiento;
8. Amplificaciones;
9. Truncaturas;
10. Muletillas y comodines;
11. Abreviaturas;
12. Calificativos insultantes;
13. Ironías;
14. Gestos y referencias conceptualizadoras de lo insultante.
De todos ellos, para el caso que nos ocupa y el individuo en cuestión, esas 14 categorías se reducen a la 1ª. (voces o expresiones groseras);porque:
a) La persona a la que me refiero, n.p.i. (no posee información), por lo que no aparecen en su diccionario arcaísmos(2), cultismos(3) como adefesio, beodo, crápula, déspota, escoria, estulto, eunuco, fariseo, hazmerreir, imberbe, lacayo, meretriz, pedófilo, pelele, prostituta, rémora, tarambana, truhán, vándalo, zascandil y zopenco… ni eufemismos (4), como coprófago (o escatófago) con el mismo significado de comemierda y otros estudiados (e inventariados) como insultos políticos por Francisco Javier en la obra citada, sino en todo caso en el estudio del lenguaje escatológico;
b) En cuanto a 7 (fórmulas de tratamiento) es tal su desconocimiento de fórmulas de cortesía, en el medio en el que él se mueve, que si alguien se atreve a llamarlo “señor”, se ofende porque cree que esa palabra es una grosería.
c) en cuanto al # 5 (diminutivos) “el usuario” busca convertirlos en altamente ofensivos y los pasa al # 1.; se ponen como ejemplos: hombrecito, mujercita, tipito,tipita, bichita, ratica;(seis);
d) el #8 Amplificaciones (formados principalmente con los prefijos –re, -recontra y –requeté) también pasan al # 1 ya que los usa el quidam los usa para reforzar sus “deposiciones” lingüísticas y las multiplica por tres; p.ej. marico, remarico, recontramarico y requetemarico.
e) No me alargaré refiriéndome a las demás tipos porque el fullano(sic)(se lee fulano y en los animales se dice del que tiene el rabo lleno de estiércol), hace exactamente lo mismo: las asimila al # 1.
Por lo tanto los insultos del individuo al que nos referimos no pueden entrar en la categoría de los insultos políticos, que estudia Francisco Javier en la obra citada, sino en todo caso en el estudio del lenguaje escatológico; y éste inclusive con reparos o reservas, porque el lenguaje que se estudia normalmente es el de los cumplen que “de la abundancia del corazón habla la boca”; pero en el caso que nos ocupa, ese estudio no pertenece a la lingüística porque a nuestro individuo no se le forman las palabras ni en la mente ni en el corazón por lo que cuando habla parece más quien que defeca.
En mis años de estudiante de Letras (finales de los ´50 y comienzos de los ¨60), hice un trabajo sobre lenguaje escatológico, llamado “El lenguaje de los baños” (que por cierto a mí me pareció muy bueno pero a Ángel Rosenblat, mi Profesor de filología, sólo le pareció bueno); en ese trabajo trataba de estudiar el mundo de las groserías, escritas más que orales, porque era más fácil documentar lo escrito en las paredes de los baños y excusados (públicos y privados) pues se podían fotografíar, mientras que todavía no se había popularizado el uso de grabadoras.
Pues bien, el trabajo quedó engavetado, sin poder publicarse, porque al Prof. Rosenblat le pareció que no era conveniente, bajo el punto de vista de la decencia; y no porque Rosenblat fuera “purista” o “pacato” (era todo lo contario), sino que le parecía que eso era muy interesante filológicamente, pero que para no especialistas podría ser contraproducente,” porque no iban a entender” dado el rechazo natural a lo ordinario y vulgar en una sociedad “bien hablada”… Comparen lo de ese señor, con:
a) En este siglo de miércoles // caga el buey y caga la vaca// caga el Rey y caga el Papa//y nadie de cagar se escapa. (baño de un Instituto religioso)
b) Dado el coseno polar// y el logaritmo de pi// averiguar si es aquí// donde se viene a cagar//.(baño de ingeniería de la UCV.
c) Por favor, los que depositen en esta taquilla, nodejen el sencillo regado en el mostrador (letrero artísticamente hecho y colocado en la tapa del tanque de la poceta del baño de secretarias de un Banco en el centro de Caracas)
(Si el Prof. Rosenblat hubiera oído (o leído) lo que estamos comentando hubiera muerto de un infarto al suocardio).
Las muestras anteriores, (3 de un corpus de 282 “escritos” de baños de toda Venezuela), dan una idea de la “vulgaridad” e irreverencia de la época y que podrían estar en un devocionario, comparadas con las que se oyeron en ese programa.
La conclusión que quiero sacar es que, en esta época o en cualquier otra, las expresiones insultantes del señor del que estamos hablando, son completamente marginales, vulgares y vitandas, aun en una discusión particular y en privado entre personas decentes y civilizadas; y eso se aplica a nuestro pueblo sencillo, que podrá ser a veces inculto, pero siempre es respetuoso y jamás hace de la grosería y vulgaridad expresiones corrientes para insultar y vejar; quienes así hablan no son del pueblo: son del lumpen, marginales y dignos de lástima.
Derivado de lo anterior, podemos repetir el tan manoseado refrán de que “no insulta quien quiere , sino quien puede”; y que los mayores insultos en la historia se han hecho con arte y cortesía, a veces sin usar ni una sola palabra escatológica, porque el insultante, si es culto hiere más porque obliga a usar la inteligencia y el insulto perdura.
Y lo último, en el caso que nos ocupa es recordar el refrán que dice: “ si el sabio no aprueba, malo; si el necio aplaude, peor” ; el que se hunde en tierras movedizas, mientras más hace por salvarse, más se hunde. Un insultante como el escatófago del que hablamos, mientras más se agita en su estercolero de insultos, más se hunde en sus propias deposiciones.
De modo Kico, Carla, Mirla y María Corina: el peor insulto que les puede dar ese señor es …¡que diga algo bueno de ustedes!