Siempre ha habido maltratos contra la lengua (errores de ortografía, morfosintácticos, y lexicales, mala redacción, expresión oral pobre, etc.), por parte de ciudadanos comunes y (más lamentable todavía) de estudiantes y hasta de profesionales, producto de descuido (principalmente en errores de ortografía), haraganería escolar y desprecio por algo que consideran fastidioso e innecesario ; esos atentados son, por supuesto, más graves si son cometidos por personas de responsabilidad en el ámbito socio-cultural , ya que se supone que éstos últimos influyen, por su notoriedad, en el grupo social de una manera determinante.
El problema es que en nuestro país, desde el presidente, de la República (cuya Constitución dice en su art. 9 que “La lengua oficial (de Venezuela) es el castellano “), pasando por funcionarios, superiores, medios y bajos, personas e Instituciones (como diputados de la AN, magistrados del TSJ, rectoras del CNE, Fiscala generala, Defensora del pueblo, etc.), hasta llegar a periodistas, maltratan constantemente al idioma (aunque en eso el presidente es el mayor imputado).
Ante esto, hay algunos “filóglotas” (amigos de la lengua), educadoras (entre las cuales están @LilianaNunes y @MSalvioli, cuya @voxnovula es aula abierta a la corrección lingüística, sin asomos de purismo ) y comunicadores sociales, que tratan de ganar la batalla de la lengua.
Como una simple y sencilla ayuda quiero colaborar con ellos en lo que voy a llamar “lingüística popular”. Y quiero (para decirlo con palabras de Iraset Páez, alumno mío, de quien tanto aprendí, y uno de nuestros más eximios lingüistas, desaparecido en muy temprana hora) “hablar de la palabra cotidiana para cambiar actitudes hacia ella, para señalarla como anécdota permanente…su arbitraridad negociada…lo oculto y lo evidente, su trampa y su poder, su misión humana” sin mayores pretensiones académicas; sólo quiere ser una especie de inventario de problemas y dificultades actuales y comunes junto con la solución o corrección según el caso. En cada sesión añadiré algún comentario lingüístico o etimología de alguna lexía, para aclarar algún punto relacionado con la lengua o precisar alguna significación.
1.1 El artículo 9 de la Constitución vigente dice: “El idioma oficial (de Venezuela) es el castellano.”…
1.2 Considero que castellano es un concepto lingüístico mientras que español es más bien un concepto geográfico-político. La Constitución de Venezuela, insisto, habla en el art. 9, del castellano como el idioma oficial (de Venezuela).
1.3 Para reforzar mi posición, añadimos que la Constitución Española dice en su artículo 3: # 1: el castellano es la lengua española oficial del Estado…# 2:Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos… castellano está sustantivado mientras que español es adjetivo. Con esto se ve clara la diferencia que intento señalar; de modo que tenemos un castellano español (de España) y un castellano de América, el cual tendrá sus especificidades (léxico, entonación, pronunciación, etc.) que lo hacen muy bien diferenciado y diferenciador, dentro del idioma común.
1.4 El castellano se llama así por provenir de Castilla, región de España, así como el idioma del Imperio romano no se llamó romano sino latín por originarse en el Latium, región del imperio.
1.5 El Pedagógico de Caracas, pionero en la enseñanza de la Lengua materna en nuestro país lo hace a través del, llamado oficialmente, Departamento de Castellano, Literatura y Latín.
1.6 La primera Gramática de una lengua romance, como toda persona medianamente culta sabe, fue la de Antonio de (L)Nebrija en 1492; él la tituló Gramática de la Lengua Castellana. Por otra parte, la primera gramática de nuestra lengua publicada en América, fue la de Andrés Bello, llamada también Gramática de la lengua castellana.
1.7 Y más reciente: el lingüista español Vidal Lamiquiz[1], dice:
Debo señalar sin embargo, que hay personas, a quienes admiro y cuya autoridad respeto, que prefieren hablar de español de Venezuela, con argumentos que también respeto aunque no comparto; y que en los Estados Unidos de América y Europa, (como en el resto del mundo no hispánico), el castellano más bien se llama español; principalmente por analogía con otras lenguas de Europa: de Francia>francés; de Italia>italiano; de Portugal>portugués, de Inglaterra>inglés; de Alemania> alemán, etc. En otras palabras: ellos analogizan nuestro idioma, con español (de España) y no con castellano (de Castilla); yo, por las razones expuestas, prefiero el castellano, aunque me parece normal usar español como sinónimo de castellano, sobre todo en el ámbito europeo, anglosajón (o de no hispanoahablantes en general), por lo expresado anteriormente.
La lengua la hacen los hablantes y, en el caso del castellano, es la Academia de la Lengua la encargada de “normarla”; pongo “normarla” entre comillas porque quiero resaltar que, aunque parece que “normar” da idea de mandar, establecer, ordenar eso no sucede con la Academia como ya lo expresé.
Cuando digo que la lengua la hacen los hablantes quiero decir eso mismo: la lengua no es una hechura, un producto de sabios y doctos lingüistas, porque si fuera así no habría lengua porque caeríamos en el sofisma implícito como el de “qué fue primero: el huevo o la gallina”. El lenguaje es una característica humana desde el primer instante de su existencia; es evidente que el homo sapiens empezó a hablar, a comunicarse, a interaccionar socialmente desde que su evolución llegó al punto de necesitar esa interacción y lo hizo a través del lenguaje articulado, que necesariamente debe haber sido la primera manifestación de su inteligencia; sin embargo no vamos a caer en el problema, como lo acabo de decir, de qué fue primero, si el pensamiento o la palabra: el hombre quiso dominar las cosas y usó las manos; quiso dominar a otros seres humanos y empezó a hablar; la Biblia recoge esa leyenda mesopótamica, al decirle Dios al primer hombre, que le pusiera nombre a las cosas (para entrar así en posesión de ellas) (Gen 1,19 :la primera mención, por cierto, de la "arbitarriedad del signo").
Resumiría lo anterior citando a mi maestro Rosenblat: “…es justo creer que la razón humana es una conquista del lenguaje. El pensamiento …está consubstanciado con el lenguaje que es su encarnación.”Más son los hombres formados por la lengua – decía Fichte en 1807 - que la lengua por los hombres”. Sin duda el hombre hace la lengua y la lengua hace al hombre”.
De modo pues que durante muchísimo tiempo se fue creando la lengua, o habla o idioma articulado, y mucho después, comenzó la escritura, primero en materiales de “larga duración” (piedra, dibujos en paredes, tablillas de arcilla); luego sucesivamente sobre el papiro (superficies planas hechas con la planta de papiro), después (en Pérgamo), sobre piel de cordero o ternero, creándose así lo que comenzó a llamarse pergamino, usado principalmente por copistas, casi siempre monjes, en la Edad Media;. Finalmente vino el papel, probablemente inventado por los chinos en el siglo I d.C. e introducido en Europa por los árabes, vía España, hacia el siglo XI.
Con el papel vino la imprenta (inventada también por los chinos hacia el siglo XI); esa forma de “prensar” con tornillo, para “imprimir” estampados sobre materiales delgados (láminas de madera, telas, etc.) ya era usada en Europa desde mucho antes del siglo XV, cuando Schoefer obtuvo, por la fundición de ciertos metales, los llamados “tipos” o caracteres de imprenta; luego Gutenberg, amigo de Schoefer, usó el invento de éste, sobre el papel y creó la primera imprenta; el uso de la imprenta se extendió rápidamente en los siglos siguientes, lo que significó una verdadera revolución cultural, porque estuvo ahora al alcance de muchas más personas el acceso al conocimiento. Inclusive esa revolución cultural fue también religiosa, ya que el libro más editado fue la Biblia, cuyo conocimiento había sido limitado a clérigos y monjes, pero luego estuvo al alcance de los fieles católicos al aparecer el libro, y así la Biblia fue traducida a diversos idiomas; por cierto que su traducción al alemán, por Lutero, influyó muchísimo en el proceso de la Reforma (tanto la de Lutero, como la Contrarreforma de la Iglesia católica.
La unificación de España, (por el matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, junto con el final de la guerra de reconquista española, con la consecuente expulsión de los moros) y la llegada de Colón a América y posterior colonización del nuevo continente, imponiendo el castellano como lengua, extienden el ámbito de la lengua dominadora.
Por esa y otras razones que sería prolijo enumerar, se presentó la necesidad, vamos a llamarla así, de una cierta normativa, porque es muy difícil la unidad política sin la unidad lingüística: sobran los ejemplos, antiguos (Israel, Polonia, la antigua Yogoeslavia, etc., y actuales (como los conflictos de las autonomías españolas: Cataluña, País vasco, etc.) en los que es determinante, para bien o para mal, el ingrediente lingüístico
Esa necesidad no fue inmediata, ya que al principio, escribir y leer era una actividad reservada a muy pocas personas, vinculadas además a las esferas del poder, lo cual hacía innecesaria la normativa, porque eran pocos (los que sabían leer y escribir); y porque éstos pocos querían seguir siendo pocos para que el poder siguiera en poder de esos pocos.
Luego se popularizó, por decirlo así, la escritura, y con la complejidad del idioma vino la necesidad de regularla y normarla para evitar la anarquía.
Hablar de cómo evolucionó la “normativa” en la época latina, en la Edad Media, en el renacimiento, después de la invención de la imprenta, en la era contemporánea, en la atómica y en la informática actual de globalización y de aldea global, nos lleva directamente a la Academia , de la que ya hablamos.
Después de esa introducción y justificación de la normativa que guiará las siguientes sesiones en cuanro a "normas" de corrección, trataré en las próximas (aspiro tener una sesión semanal), de repasar, insistir y repetir algunas anotaciones sobre la lengua, en primer lugar para precisar conceptos lingüísticos, a veces distorsionados, mal interpretados, tergiversados o ignorados, lo cual es comprensible ( y perdonable) en ciertas personas, pero no en aquellas que, repetiré lo dije al principio, tienen cierta importancia en sus respectivas áreas, pero que a veces desbarran cuando pretenden opinar sobre aspectos lingüísticos sin los necesarios conocimientos como para “pontificar” sobre la materia. Como es el caso de algunos “defensores” del lector, especialmente uno que escribe los domingos en un popular tabloide, muy buen comunicador social pero que más bien funge a veces como “defensor de la lengua”, lo cual desafortunadamente no hace bien.
Apéndice 1.
¿Es el latín una lengua "muerta?
En este pequeño trabajo se trata de exponer y analizar una serie de razones para sacar una conclusión que responda a la pregunta que se ha puesto como título.
En primer lugar se harán algunas precisiones o conceptualizaciones previas necesarias para el objetivo propuesto. Para comenzar definamos lengua. …lengua es un sistema de signos fónicos surgido y desarrollado en conexión con la historia del portador de la lengua, que funciona como medio de comprensión mutua dentro de la sociedad, así como de vehículo de la actividad mental generalizadora, del reflejo de los objetos y fenómenos de la realidad objetiva en la conciencia humana, y posibilita expresar intenciones y emociones. Son, por tanto, dos los aspectos que se destacan claramente en los signos lingüísticos por medio de esta definición. Sirven para la comunicación entre los miembros de la sociedad y al mismo tiempo como vehículo de la actividad mental generalizadora del hombre.[1] Según esta definición, la lengua es un medio de comunicación o “medio de comprensión mutua dentro de la sociedad”, “vehículo de la actividad mental generalizadora”, “y posibilita expresar intenciones y emociones”, todo lo cual se cumplió y se sigue cumpliendo en la lengua llamada latín.
Las lenguas pueden ser habladas o no habladas, pero nunca muertas, porque la denominación “muerta”, lingüísticamente hablando, no pertenece a la terminología lingüística; en todo caso de una lengua que se habló y ya no se habla, lo más que se puede decir que es una lengua “desaparecida”, sobre todo si no tiene trascendencia en el momento actual como lengua originadora de otra, o con importancia en la cultura de nuestra época, cosa que lo señalaría la disciplina llamada Cambio Lingüístico o Historia de la Lengua.
El latín tuvo su vigor, como lengua comunicante directa, desde el siglo II a.C. hasta el siglo VIII d.C. Luego, desde el siglo VII hasta el XII, se fue transformando en las llamadas lenguas romances y coexistió con ellas ya que siguió siendo la lengua oficial de algunas cortes, de las universidades medievales occidentales y de la Iglesia católica; posteriormente quedó sólo como lengua oficial de la Iglesia hasta el día de hoy, y litúrgica hasta 1965, y dejó de serlo para dar paso, en la liturgia, a las lenguas vernáculas. Hay que señalar a este respecto dos cosas: 1ª) que el papa Paulo VI, a raíz de la eliminación del latín como lengua litúrgica de la Iglesia católica, creó la Fundatio Latinitas, una revista destinada a impulsar el estudio del latín por su importancia para la Iglesia en particular y la cultura en general; 2ª) que en el nuevo Código de Derecho Canónico, es obligatoria la enseñanza del latín en los Seminarios y universidades que preparan candidatos al sacerdocio. [can. 249: …provideatur ut alumni …linguam latinam bene calleant…(…ha de proveerse… que los alumnos (de los seminarios) dominan la lengua latina…)] 3ª.) que es tal su vigencia que se ha estudiado, por los problemas suscitados en la Unión Europea acerca del idioma oficial, que sea el latín la lengua oficial de la Unión Europea, cosa impensable si el latín no tuviera vigencia (o fuera una lengua muerta).
De modo que el latín, por razones religiosas y culturales, ha sido enseñado como lengua, ininterrumpidamente hasta el día de hoy, y por la influencia de muy variados factores ha sufrido cambios, más que todo estilísticos y simplificadores, de manera que se puede hablar de dos tipos de latín actualmente: uno más o menos sencillo, sobre todo en el aspecto lexical, pero con las mismas estructuras gramaticales del latín clásico; y otro más elaborado, más culto y con transformaciones lexicales adaptadas al uso eclesiástico: el latín llamado de la Curia romana o latín oficial de la Iglesia.
Es importante señalar, a propósito del latín universitario medieval dos cosas: 1°) que las principales obras científicas, culturales e históricas de los siglos XIV, XV, XVI, XVII y XVIII fueron escritas originalmente en latín; p.ej.: De vulgari eloquentia (XIV) de Dante Alighieri, El Tratado de Tordesillas (XV), Utopia de Tomás Moro (XVI), el Discurso del Método de Descartes (XVII), Principia Matematica de Newton (XVIII)…; 2°) En la Pontificia Seminario-Universidad de Santa Rosa de Lima de Caracas, los estudios de Filosofía, Teología y Derecho Canónico se impartían en latín (lo mismo que las tesis de graduación) en los siglos XVIII y parte del XIX; finalmente hay que señalar que Linneo estableció en el siglo XVIII, la nomenclatura binaria (también llamada linneana) en zoología y botánica, basada principalmente en el latín y también el griego.
Por esas razones: lingüísticas, históricas y culturales es por lo que no se puede denominar lengua muerta al latín.
Apéndice 2
Boicot. Irlanda ha tenido una historia muy agitada, sobre todo cuando toda la isla estaba bajo la dominación inglesa. Como es sabido, desde mediados del siglo XV los irlandeses lucharon arduamente por su libertad, alternando represiones y tentativas de pacificación y acercamiento por parte de los ingleses, en un ambiente general de superpoblación y pobreza. Se podría resumir la historia de luchas de Irlanda contra Inglaterra como una secuencia de matanzas (la de protestantes del Ulster en 1641; matanza y desposesión de católicos por parte de Cromwell en 1649); sublevaciones (la de los Irlandeses Unidos en 1799;Guerra de los Diezmos en 1831; Rebelión de Pascua, organizada por el Partido Sinn Fein); terrorismo ( Guerra de los Diezmos en 1831 y la consecuente represión; igual en el período del proyecto de reforma electoral de 1868 a 1900; en 1918 para obtener la autonomía); intentos de asimilación política (Unión legislativa con Gran Bretaña en 1801; Reforma Agraria, proyecto de Ley de Autonomía 1868-1900); hechos que conducen a la plena independencia (Constitución Republicana : De Valera Presidente - 1917; Ley de autonomía en 1920, manteniendo la región del Ulster bajo el dominio inglés), etc.
Lo anterior nos permite comprender cómo hacia 1880, Charles Cunningham Boycott, quien después de ser soldado se dedicó a la recaudación de impuestos del Conde de Erne, en Irlanda, se vio enfrentado a una difícil situación con las ligas campesinas creadas a raíz de las malas cosechas de 1879. Boycott no aceptó la petición de rebajar los tributos en un 25%, por lo cual los campesinos decidieron no tener ningún trato con él; no recibirlo, ni atenderlo, ni siquiera hablarle.
Tuvo que irse. Desde entonces aplicar el boicot o boicotear significa, según el Diccionario de la R.A.E. "privar a una persona o a una entidad de toda relación social o familiar para perjudicarla y obligarla a ceder en lo que de ella se exige".
Guarimba.- Entre las lexías o palabras más conocidas y usadas en nuestros juegos infantiles al final de la década de los ´30, estaban: a) “pega” (con el significado de pelea entre muchachos, sobre todo a la salida de la escuela); b) “pela” (correazos o azotes de castigo, generalmente con una correa o cinturón); c) “taima” castellanización del inglés time y era (la taima) una expresión que se usaba para pedir la suspensión momentánea del juego, para quien pidiera la taima; d) y “guarimba” con la acepción de sitio seguro o refugio en el que el jugador estaba a salvo, según reglas no escritas pero siempre respetadas. Precisamente de la palabra “guarimba se ha planteado un doble problema: su significación y su etimología.
En cuanto a su significación debo señalar que veo algo confuso por no decir errado, el sentido que algunos le han dado a la palabra guarimba. Para ellos “GUARIMBA” significa “territorio” en uno de nuestros dialectos (¿idiomas?) indígenas. De niño hemos jugado todos a “LA GUARIMBA ”, donde nos podíamos refugiar para que no nos atraparan. Pero “guarimba” no significa “territorio” y la “guarimba” no es un juego, sino parte de un juego; la “guarimba” es un territorio que servía de refugio en el juego.
¿Cómo se llegó a esa significación usada en el terreno político? Creo que sencillamente por metonimia , es decir se sustituyó la palabra (el significado de la palabra) por la actividad con la que tenía una relación; así “guarimba” comenzó a significar no el refugio sino la actividad creada por algunos para resistir o actuar contra el gobierno.
En cuanto a la etimología, guarimba es una especie de híbrido ya que el lexema o raíz guari- viene del alto alemán Warjgan (germano para Corominas) con el significado de refugiarse o guarecerse, lo mismo que sus derivado guarida; esta última es peyorativa porque tuvo entre sus significados “refugio de bestias o animales salvajes” y por extensión “de gentes de mal vivir”. Y en cuanto al morfema o terminación –imba puede haberse formado, a partir de guarida considerado culto a pesar de su carácter peyorativo y derivar en –imba por influencia de voces de origen africano como bemba , bimba y no precisamente por el significado de estas voces (lejanas semánticamente ) sino por la sonoridad , como decía Rosenblat, en relación a la formación de guachiman (vigilante, principalmente nocturno en los campos petroleros) a partir del watch-man (vigilante) norteamericano. Según Rosenblat, a los lingüistas extranjeros desprevenidos, guachiman les perecía de entrada una sonora y hermosa palabra caribe.
[1] Schmidt, F.: Zeichen und Wirklichkeit Stuttgard (citado y traducido por Abraham Werner (Diccionario de terminología lingüística actual-editorial Gredos-Madrid- 1981,pág.270).
* Iraset Páez Urdaneta en La lengua nuestra de cada día El libro menor-Academia Nacional de la Historia- Caracas 1984.
[1] Lamiquiz, Vidal Lingüística Española - Publicaciones de la Universidad de Sevilla-Sevilla,1975, pág. 434.