lunes, 11 de febrero de 2013

Renuncia del Papa


        Ante la reciente declaración oficial de S.S. Benedicto XVI de renunciar, el 28 de febrero, a su encargo como Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal, experimentamos un profundo estupor y conmoción. Para responder a la inquietud y a las preguntas que mis alumn@s virtuales me hacen me están haciendo a poco tiempo de llegar  esta noticia, les hago llegar algunas consideraciones:
Lo primero que hay que decir es que el Papa está en su pleno derecho de renunciar. Sin embargo, nadie puede exigirle esta acción y nadie puede aceptar o no su renuncia. Es un acto libérrimo del Sumo Pontífice que puede ejercer por motivos de conciencia o de salud. Así lo expresa claramente el Canon 332, 2 del Código de Derecho Canónico. A propósito de su salud el expresidente y portavoz de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) Leocadio Rodríguez Mañas, apunta que la "falta de fuerzas" que ha alegado el Papa Benedicto XVI para explicar su renuncia puede estar asociada a la presencia de varias enfermedades "no graves pero sí incapacitantes".
Lo de la renuncia del Papa ya era una posibilidad; a este propósito debemos  recordar que ya en el año 2010, en su libro "Luz del mundo", Benedicto XVI había recordado esta facultad del Papa, precisando explícitamente que es mejor ejercerla "en tiempos serenos de la vida de la Iglesia", es decir, sin estar presionado por causas o intereses externos. Es precisamente la situación en la que nos encontramos.Ante la pregunta del entrevistador, "¿Ha pensado usted en renunciar?
 el Papa responde: Si el peligro es grande no se debe huir de él. Por eso, ciertamente (
este) no es el momento de renunciar. Justamente en un momento como este hay que permanecer firme y arrostrar la situación difícil. Esa es mi concepción. Se puede renunciar en un momento sereno, o cuando ya no se puede más. Pero no se debe huir en el peligro y decir: que lo haga otro.
Por tanto, ¿puede pensarse en una situación en la que usted considere apropiada una renuncia del papa? Sí. Si el Papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar".
Podemos entonces darnos cuenta de que Benedicto XVI no está tomando una decisión precipitada. Como él mismo lo dice en su comunicado de esta mañana en el Vaticano, que estoy anexando,  es una acción que ejerce "después de examinar profundamente su conciencia, de una manera libre y teniendo presente la gravedad de este anuncio". Benedicto XVI tampoco está respondiendo a la presión de ningún grupo ni debido a ningún escándalo. Ya él mismo ha sabido conducir a la Iglesia en tiempos más difíciles, sin querer abandonar su responsabilidad, sino asumiendo de manera encomiable todas sus exigencias.
Benedicto XVI ha renunciado al ver  limitadas sus fuerzas físicas, que actualmente disminuyen su capacidad para ejercer el Ministerio Pastoral, como él mismo lo ha dicho hoy, y podemos pensar que así se adelanta a la posibilidad de que en un futuro cercano no hubiese sido capaz de conducir a la Iglesia Universal. Es, por tanto, una decisión responsable que debe ser asumida con respeto y también admiración. La grandeza de un líder no está sólo en los momentos en que actúa acertadamente, sino sobre todo en saber reconocer cuándo retirarse.
Como lo señalan  algunos comunicadores sociales, hay que destacar el sentido de responsabilidad del Pontificado del Papa Benedicto XVI, quien durante su ejercicio, como ya lo expresé, ha afrontado una serie de dificultades y problemas de la Iglesia, y han apuntado que, con su renuncia, Su Santidad demuestra una gran humildad al declarar que "no se cree un monarca absoluto en la Iglesia sino que "la Iglesia se gobierna en comunión, del Papa con todos los obispos y con todos los cristianos".…  
Todo esto Benedicto XVI lo ha hecho, y muy bien y merece por ello nuestro aplauso y nuestra gratitud filial. Como católicos hoy debemos  agradecer a Dios por el pontificado de Benedicto XVI y para pedir sabiduría y acierto para los miembros del Cónclave que deberá elegir a nuestro próximo Pastor Universal.
Por cierto que en el cónclave para la elección del Papa, que se celebrará probablemente entre quince y veinte días después del 28 de febrero, fecha de la renuncia de Benedicto XVI, participarán 120 cardenales del Colegio Cardenalicio.
A continuación la traducción de la declaración oficial de renuncia del Papa leída ante el Consistorio:
DECLARATIO  Queridísimos hermanos,
Los he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicarles una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, les doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que han llevado junto a mí, el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.   Vaticano, 10 de febrero 2013.  BENEDICTUS PP XVI

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