La Renuncia del Papa (III)
El resumen dado en la sesión anterior (Renuncia del Papa II), copiado, repito, del mencionado reportaje de ElNacional, da pie para hacer unas consideraciones en primer lugar acerca de la respuesta, por parte del vocero oficial del Vaticano, a esos señalamientos negativos y vergonzosos para la Iglesia; y luego unos comentarios, muy personales, desde la óptica de un católico, miembro de la Iglesia, simple soldado de a pie, cosa que intentaré.
Debo anticipar sin embargo, que después de escrito ese resumen, siguieron saliendo otros “chismes”, no mencionados allí, siendo el más significativo, el del cardenal irlandés O´Brian, quien renunció a su arquidiócesis, anunció su no presencia en el Cónclave y pidió perdón por su “negativa conducta sexual”.
1º.- La primero que tengo que comentar es la declaración del portavoz autorizado del Vaticano, R. P. Federico Lombardi,s.J., quien según las agencias de noticias Reuters, UN y AFP, dijo el sábado 23/feb./2013, que"…hay quien intenta aprovechar el movimiento de sorpresa y desorientación", tras el anuncio de que el papa Benedicto XVI abandonará su cargo, "para sembrar la confusión y desprestigiar a la Iglesia.” …"Quienes sólo piensan en dinero, sexo y poder, y están acostumbrados a ver las diversas realidades con esos criterios, no son capaces de ver otra cosa, ni siquiera en la Iglesia, porque su mirada no sabe dirigirse hacia arriba o descender con profundidad en las motivaciones espirituales de la existencia", agregó.
Es evidente que esa trama de corrupción, sexo y tráfico de influencias en el Vaticano, y otras revelaciones, lanzadas esta semana por la prensa italiana (el diario La Repubblica y la revista Panorama principalmente), así como la “descripción” de luchas internas por el poder y el dinero, el sistema de "chantajes" internos basados en debilidades sexuales, el llamado "lobby gay" del Vaticano, todo eso en un “informe” ultrasecreto (¿ ultrasecreto y pudo colarse? de 300 páginas, realizado por tres ancianos e intachables cardenales etc., recogido en gran parte por cierta prensa italiana, por periodistas sedicentes “vaticanólogos” (o “vaticanistas” a los que después me referiré), y repetido todo esto por la prensa española y venezolana, entre otras, lo que en realidad intentan es ensombrecer el Cónclave para la elección de un nuevo Papa; y lo peor: convencer a la gente no bien informada, que el Papa decidió abandonar el cargo por esas razones, rebajando así el inmenso valor cristiano, amor a la Iglesia y humilde reconocimiento de su imposibilidad presente en remediar y corregir los problemas de la Iglesia en este momento histórico; y no es que no pudiera, sino sencillamente que se necesitaba más tiempo y fuerzas físicas para culminarlo, cosas que él sentía que no tenía.
Pero de eso trataré de hablar en el punto 3; lo que me interesa ahora es puntualizar que las declaraciones del P. Lombardi, como vocero del Vaticano lo que hacen es hacerle el juego a los enemigos de la Iglesia, que insisten, y con bastante razón, que la Iglesia (me refiero ahora a la Jerarquía), siempre trata de ocultar lo negativo de la Institución, presenta excusas, pasa por alto la mayoría de “sus pecados”; en una palabra es farisea: no cumple lo que predica.
Porque hablando de defectos y pecados, la Iglesia como tal no los tiene: la creemos Santa; pero sus miembros son humanos y como tales, pecadores.
Por lo tanto no desmerece, ni descalifica a la Iglesia, esos pecados o esos pecadores; más aún: el reconocimiento de esos vicios, su condenación y castigo cuando así lo amerite, dignifica a la Iglesia, todo lo contrario de lo que acontece con el encubrimiento, disimulo o desconocimiento culposo (como sería el caso de una mala supervisión pastoral), que hace que quienes así se comportan podrían incurrir, como cómplices, en los mismos pecados, con el agravante de no tener en cuenta que corruptio optimi, pessima (la corrupción del mejor, o sea, del superior, es la peor.
Y eso (la de ocultar, minimizar y hasta perdonar faltas graves) le ha traído graves consecuencias a la Iglesia. Y no es que no se perdonen los pecados, pero en este caso hay que tener en cuenta la distinción que hace la teología católica de los elementos claves del pecado: falta y culpa. La falta se perdona en la confesión y la culpa se expía en el Purgatorio… después de la muerte; pero en nuestro caso, la falta se expiaría, según su gravedad, en la cárcel …si está vivo y si la falta ameritara cárcel.
Regresando al tema de SS. Benedicto XVI: yo sí creo que realmente, el Papa quiso tratar de corregir los graves problemas que había en la Curia romana, cuerpo eminentemente administrativo y burocrático, en el que, como toda organización humana de poder, es proclive a la corrupción.
2º. Resumiendo y repitiendo de otra manera: la Iglesia, por regla general, ha usado la peor estrategia, porque no ha sabido distinguir la Institución de sus componentes. Un buen católico debe saber que nuestra Iglesia católica , es una y santa; es una institución divina pero sus componentes son personas humanas y como tales, seres imperfectos, pecadores, orgullosos, irascibles, lujuriosos, mentirosos, etc. Cristo, nuestro Hermano, es Dios y Hombre, igual a todos nosotros, menos en el pecado. ¿Sabía usted que la primera Congregación, la de los doce apóstoles, tuvo un 8,33% de traidores (Judas)? ¿Diremos por eso, que nuestra Iglesia es traidora absolutamente? También tuvo un 8,33% de miedosos (Pedro), en la noche del jueves santo. ¿Es nuestra Iglesia una Iglesia de miedosos? ¿ o debemos recordarles los miles de mártires (“testigos)”, incluyendo por supuesto al mismo Pedro, que dieron su sangre por Cristo?
La iglesia está compuesta, pues, de hombres y mujeres de carne y hueso, con todos los defectos que eso puede significar. ¿Es imposible que haya pecadores, traidores, mentirosos, lujuriosos, etc.? Por supuesto que no; ¿Significa eso que la Iglesia es pecadora, traidora, mentirosa, lujuriosa…?
Cuando me hablan de curas pederastas, obispos lujuriosos, y clérigos en general con algún tipo de pecado grave contra lo que se supone ´debe predicar, les comento que todavía hay muchos más (y hasta más pecadores), de los que ellos están nombrando… y les pregunto: ¿eso compromete a toda la Institución? Que haya jueces corruptos, prevaricadores, etc. ¿supone que la Justicia es corrupta y prevaricadora? Que haya médicos asesinos, descuidados con sus pacientes, peseteros… ¿significa también que la Medicina es asesina, descuidada y pesetera? ¡a quién se le ocurriría echarle la culpa a un automóvil en perfecto estado, si un mal chofer lo choca? El carro (institución) es perfecto; el chofer (humano) es el culpable.
La Jerarquía no ha comprendido que admitiendo la verdad de todas las faltas, haciéndolas públicas (¡Sí! como se hacía con los pecadores en tiempos pasados), y corrigiendo con penas severas (eclesiásticas y civiles) a los culpables nadie la puede culpar de hipócrita: eso es valentía y amor a la Verdad, pues quien disimula o justifica vagabunderías con su silencio, es un cómplice tan pecador como el que comete el pecado.
Por esa razón cuando alguien me restriega cualquier falta de algún miembro de la Iglesia, yo personalmente le digo que “mi” Iglesia no es una “Iglesia de “todos” los santos” (como creo que hay alguna por ahí), sino que es una Iglesia “Santa”, con miembros pecadores que quieren ser santos…al menos los sinceros.
Así pues admitiendo que todo lo que dicen de la Curia Romana, el Vaticano, y la Iglesia en general sea verdad, yo digo que eso no implica que la Iglesia no sea perfecta, pero como sus miembros son personas de carne y hueso puede ocurrir que haya grandes pecadores, sin que eso suponga pecado intrínseco a la Institución. En el transcurso de más de 2.000 años, prominentes miembros de la Iglesia: papas, cardenales, obispos, sacerdotes y clérigos en general, han cometido todos los pecados del mundo en el seno de la Iglesia: orgullo, lujuria, ambición de poder, mentiras, trampas, asesinatos, robos, injusticias, torturas, traiciones…¿ ha desaparecido la Iglesia? Por eso decimos que es obra de Dios: ni los mismos “curas” han podido desaparecerla.
3°.- Entonces ¿por qué renunció el Papa? Los llamados ”vaticanistas”, llamados así por algunos, como “expertos en cosas del Vaticano, tienen sus teorías. La mayoría de ellas, ridículas, falsas, interesadas, etc. (un paréntesis para referirme a esos especímenes: para ser vaticanista sin comillas, hace falta saber: 1° Historia de la Iglesia; 2° tener un elemental conocimiento de la Curia romana; y 3°) ser católico, si no fervoroso, al menos practicante. Si no se cumplen esas condiciones, será a lo sumo un “chismosvaticante”, es decir un individuo que trata de bucear en las interioridades de la Iglesia en el Vaticano, buscando detalles, generalmente negativos, que por supuesto encontrará, para darlos a conocer, sin que eso suponga el menor espíritu crítico positivo de corrección sino sólo escandalizar, para desacreditar a la Iglesia).
Por eso, yo creo que la renuncia de Benedicto XVI es, como lo dijo el P. Ugalde (ELUNIVERSAL-POLÍTICA-pág.1-2-domingo 24/febrero/2013) “un acto de rebelión, pero también de confianza en Dios”. Creo que el Papa, quería desde hacía un tiempo, al ver la cantidad de elementos negativos en la Curia, reflejo en cierto sentido de lo que sucedía en determinados círculos de la Iglesia en general, quería, repito, o intentó hacer, una profunda reforma; una Reforma, con mayúscula, tal como la que exigía la Iglesia a comienzos del siglo XVI, y que los Papas del momento [desde Alejandro VI, uno de los Papas más indignos de la Historia de la Iglesia, pasando por Pío III, Julio II, León X, Adriano VI, Clemente VII, hasta Pablo III, quien protegió a hijos y nietos, enriqueciéndolos con lucrativas prebendas, pero que al final tuvo un balance positivo ya que al menos suavizó su inmoralidad con grandes logros en el campo de la Reforma (o más bien Contrarreforma): a) al designar a cardenales de conducta intachable; b) al establecer lo que después derivaría en el Santo Oficio para velar por el mantenimiento de la fe;c) el apoyo dado a recientes congregaciones religiosas, sobre todo a la aprobación, en 1540, de la Compañía de Jesús (jesuitas), que se convertiría en una de las armas mas poderosas (si no la más) de la Contrarreforma; y d) la convocatoria e inauguración del Concilio de Trento ] no sólo no vieron (o no quisieron ver), sino que, con su escandalosa conducta, fueron los “autores” directos del desastroso y gravísimo error que produjo la Reforma de Lutero y las guerras religiosas subsiguientes...por la tardía Contrarreforma católica.
En mi opinión, el deterioro de la Iglesia y su limitada capacidad de respuesta a los ingentes problemas morales, sociales y religiosos [pérdida de la fe, dificultades para el proselitismo y su contrapartida (el avance de sectas diversas y sobre todo el avance del protestantismo), el celibato eclesiástico, etc. unido lo anterior con la conducta indigna de clérigos en general, desde sacerdotes hasta cardenales (pederastia, homosexualidad…), rebeldías teológicas (extremismos de la Teología de la Liberación)]… y todo lo anterior con sus derivaciones económicas y sociales,“la necesidad y posibilidad de cambios...que son muy grandes”… hace que “hay mucha gente en la Iglesia que , en voz baja, expresa ese pensamiento y deseo” de una profunda reflexión y Reforma. (cf.supra P. Ugalde).
Por eso Benedicto XVI pensó que podía comenzar esa “Reforma”, para lo cual pidió una serie de elementos que ayudaran a perfilar esa tarea; pero los Informes que le dieron, le mostraron que la empresa era de tal magnitud, que creyó , no sólo que no la podría llevar a feliz término, sino que ni siquiera tendría éxito el comenzarla.
Por eso considero que Benedicto XVI, quiso dar un aldabonazo con su renuncia, llamando la atención (y por supuesto lo consiguió) en la necesidad de una profunda reforma en la Iglesia. Veo su renuncia como un acto de suprema humildad y gran valentía; renuncia que nos permite comprender los elementos controversiales de su pontificado, muchas veces opacado por el pontificado de Juan Pablo II, y ver esa renuncia, desde otra perspectiva, positiva para él y para la Iglesia.
4.- ¿Y ahora? Por todo lo anterior pienso y afirmo que estamos en una importante etapa de la Historia de la Iglesia: tan importante y con un desafío igual o mayor, que el de la Iglesia en vísperas de la Reforma de Lutero. Lo malo es que hay personas, algunas incluso dentro del ámbito eclesiástico, que no se han dado cuenta de la importancia del momento actual: los árboles les impiden ver el bosque.
Por último: la semiótica aplicada nos permite deducir con cierta probabilidad lo que espera Benedicto XVI de su renuncia; enunciaré los dos que puedo: a) que el próximo Papa no sea italiano (en el último Consistorio, en el que presentó intempestivamente la renuncia, intervino en italiano, menos cuando anunció su renuncia, escrita y leída en latín, lengua oficial de la Iglesia; eso hizo que algunos cardenales, cuyo latín no era muy bueno, tardaron algo en enterarse); b) el cambio de última hora del cardenal Tarsicio Bertone como Secretario de Estado (aunque siguió siendo Camarlengo, es decir el cardenal que se encargaría de la administración de la Iglesia, Sede Vacante); hay otros pero...
¿Y del Cónclave qué? Quienes podrían seguir la Reforma comenzada por Benedicto XVI con su renuncia, serían una cardenal africano, muy pastoral pero muy de la Curia (lo cual podría ser bueno por aquello de que “ no hay mejor cuña que la del mismo palo”); uno centroamericano, muy pastoral también, pero sin conocimiento de la Curia, que si no procede con mano dura desde el comienzo, no podrá hacer nada, y seguirá el statu quo; y uno brasileño, con un hándicap un poco negativo para la Reforma (avance de sectas en su país con desmedro de la evangelización; partidarios extremistas de la Teología de la Liberación...). Cualquiera de ellos casi se sentiría comprometido a convocar un Concilio que lo ayude a resolver la situación.
Si gana otro candidato, italiano o no, pero fuera de esos parámetros reformistas, habrá que esperar por una nueva Reforma…hasta que Dios quiera.