¿Premio Nobel a Bob Dylan?
La Academia Sueca otorgó el premio Nobel de Literatura a Bob
Dylan, ”un músico, cuya única obra en prosa fue un fracaso”, como
dice El País de España, “cosechando
el mayor de los premios literarios”, “por haber creado una nueva expresión poética”. Yo no tenía NPI de quién era
Bob Dylan, primero porque soy un “anciano” “que no está en nada” y segundo
porque es imposible saberlo todo, cualidad que sólo la tienen los ignorantes
postsocráticos como Maduro, Diosdado, J.Rodríguez,etc. Me puse entonces a investigar
y fue entonces cuando supe que era un gran músico, cantautor como los llaman:
me puse a leer lo que conseguí, y me gustó; supuse entonces que su ”obra
completa” debía ser muy buena.
Pero enseguida
saqué la conclusión de que en el fondo, la Academia sueca estaba reconociendo o
redescubriendo, en cierto sentido, el valor de la poesía lírica clásica griega
y una porción de la poesía semítica: los Salmos. Poesía que se comenzó a llamar
así /lírica/ porque estaba compuesta para ser cantada y bailada: O sea que “al principio” el verbo
poético era musical.
Recordé
igualmente hechos muy lejanos de mi vida profesional, cuando daba Castellano a
“niñitas”(como les decía y lo sigo haciendo aunque la mayoría son
ya abuelas) de 13 y 14 años
en el Colegio San José de Tarbes de El Paraíso. En esa época (los´70) en el
Programa de Castellano de 2º. año, se tenía que “explicar” o hablar de la
poesía lírica. Les decía en mi clase el origen de la lírica en la Grecia
clásica, y que esa poesía era llamada
así, porque se cantaba y se bailaba al son de un instrumento musical, de
cuerdas, llamado lira:
de ahí su nombre. Les insistía en que poesía lírica y música estaban por
consiguiente unidas; les demostraba esa unión poesía-música-rima-ritmo poético
de la poesía tradicional, con poesías de autores modernos, poniendo como
ejemplo poesías de Rubén Darío, cuya
musicalidad permitía bailarlas. Recuerdo cómo bailé, con varias niñitas
voluntarias, en el salón de clase (con cierto miedo a las monjas si me ve veían
en eso):
Era un aire suave
de pausados giros
el hada Harmonía
ritmaba sus vuelos
e iban frases
vagas y tenues suspiros
entre los
sollozos de los violoncellos …
Como un vals pues esa estrofa (como todas las del poema) que respondía al ritmo ¾ del vals. Pueden dar fe de esa
“hazaña”: Ibéyise Pacheco, Tiziana
Polesel, Ma.Eugenia Escalona, Eileen y Nelly del Pino, Amparo Sicilia, Cherokee
y Cheril Riera, para nombrar solo a algunas, con las que tengo más comunicación y no se pondrán bravas porque las mencione aquí.
Como les dije (tengo inclusive fotos) ellas
deben recordarlo. Incluso, después defendí a una Mis Venezuela, muy criticada
al responder a la pregunta ¿qué música le gusta a Ud.? de un periodista que la
entrevistaba, que a ella le gustaba “la música de Shakespeare”.
Yo decía, no por
echármela de sapo rabúo, que era una lástima que no hubiese sido alumna mía,
pues ella hubiera podido haberle contestado, que toda persona
medianamente culta debía saber que poesía y música (y baile) son hermanas: y
que su profesor de Literatura, a quien le había oído decir eso, le gustaba
tanto la música de Rubén Darío como la de Antonio Esteves; y la de Pérez
Bonalde o Andrés Eloy Blanco, tanto como los valses de Strauss.
De modo que sí
estoy de acuerdo con el premio Nobel concedido “por haber creado una nueva expresión
poética”; aunque yo diría que en todo caso hizo re-conocer la “expresión
poética” integral, pues esa expresión fue creada, o ya existía como dije antes,
en la Grecia clásica, y que, como también dije, la tenemos en la literatura
semítica: los 150 Salmos, muchos atribuidos al rey David, salmos-poemas que
son “oración, poesía y canción”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario