AYUDA HUMANITARIA...¿CÓMO?
Ante la gravísima situación de Venezuela, el fracaso del “diálogo” en
República Dominicana y la descarnada afirmación genocida: “No vamos a permitir que quieran
imponernos una ayuda humanitaria”, como dijo Luis López, Ministro de Salud y presidente
del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, nos parece urgente y
perentorio que el presidente de la CEV, Mons. Diego Padrón, arzobispo de
Cumaná, en su nombre y en la de la CEV, tome
la iniciativa de pedir ayuda humanitaria inmediata, en nombre de Cáritas de
Venezuela, a Cáritas de Estados Unidos y de Alemania, instituciones de la
Iglesia católica en los respectivos países, que han manifestado su deseo, así
como otras instituciones, de ayudar con ayuda efectiva las necesidades
humanitarias del pueblo venezolano, desinteresadamente, sin ninguna segunda
intención, ni religiosa ni mucho menos política.
No de otra manera se puede
proceder ahora si no queremos que sigan muriendo, principalmente niños, ancianos
y enfermos en general, por desnutrición, falta de medicinas o mala atención
médica por falta de equipo e insumos. Son muchos las muertes registradas, pero
muchas más las no registradas en las redes sociales, único medio de información
confiable en un país, cuya tiranía tiene el monopolio de la información,
sesgada, interesada y sobre todo mentirosa, que quiere hacer creer ante el
mundo, su “preocupación y cuidado” en esta caótica y genocida situación.
Y lo de genocida no es exageración ya que aún está vigente el lema “patria
socialista o muerte”, que no es un lema retórico sin aplicación práctica, sino
todo lo contrario: quienes no tienen carnet de la patria (o sea chavistas,maduristas,cabellistas,revolucionarios,
etc. aunque sea en el papel) no tienen derecho a las bolsas CLAP, con las que
el régimen monopoliza los alimentos. Los otros, a menos que pertenezca a la
clase media (no “media” sino ya “completamente” depauperada) tendrán que
empezar a morir lentamente ( y repito que no es una exageración) por los
altísimos costos de los pocos alimentos que se pueden conseguir.
De modo que lo único que queda es
lo que le rogamos a la CEV que haga, tanto por ética (ya que la ley natural
exige que toda persona tiene derecho a la vida, y un Estado legítimo y normal,
tiene el deber de cuidarla) como religioso, como lo exige el evangelio “dar de
comer al hambriento, vestir al desnudo, velar por los enfermos, etc. (Mt 25
31-46). Y no cito ningún artículo de la CRBV porque es muy bien sabido que la
pobre está muy bien representada (solo eso), en el librito azul, que los
capitostes del régimen blanden de vez en cuando.
Alguien puede decir:”Muy bien que la
CEV pida esa ayuda humanitaria, pero el régimen impedirá que llegue”. Y ahí es
donde la CEV se debe plantar de frente y exigir el permiso de entrada de los
insumos necesarios y por eso pedidos, que por supuesto serán administrados por
Cáritas con la ayuda de otras
organizaciones, cristianas o no (inclusive hasta la Cruz Roja venezolana, tan pasiva que hasta
parece complaciente), pero de ninguna manera por el régimen, ni por ninguna
organización política.
Y para eso debe convocar apoyo
multitudinario de la población civil, que seguramente se la prestará, a pesar
de las amenazas del régimen, el cual acusará “a los curas” de intentar
desestabilizar al país”. Por eso, la CEV debe estar preparada para insultos, amenazas,
ataques violentos, inclusive prisión. Pero ahí es donde prevalecerá la
autoridad moral de la CEV, que deberá soportar lo mismo que el régimen hace
contra la ciudadanía en general, cristianos o no.
Lo que se propone es el último recurso posible a la vista para
empezar a evitar más muertes por las causas ya indicadas. “Si alguien puede
hacer algo para evitar un crimen y no lo hace, y a consecuencia de su inacción
se comete el crimen, ese “alguien” es cómplice directo del crimen”.