viernes, 5 de noviembre de 2010

Presentación

Justificación.
             En mi caso, después de mi jubilación en la UPEL, acepté una Cátedra en la UCAB, porque no quería desvincularme totalmente de mi labor educativa, comenzada en 1950, como profesor de Pedagogía en la Escuela Superior de Artes y Oficios para Mujeres. Esta era una Institución que formaba mujeres profesionales en lo que se llamaba en la época “oficios propios de su sexo” (cocina, repostería, corte y costura, pintura, etc) pero que podían dar clases, como una especie de maestras especializadas, en la escuelas de esas mismas materias, que ya empezaban a aparecer en el pensum.
Mi trabajo en la UCAB se ha prolongado por 20 años y en él sólo he recibido satisfacciones, y como ahora sí me toca descansar en paz, porque los años pegan,  pensé que era el momento de retirarme del todo, lo cual me tenía triste y melancólico, porque lo veía como una antesala triste para el despegue definitivo,  y como no sé cuánto tiempo me quede, no quiero fastidiarme nada más que viéndome el ombligo.
Pero estando en esas vacilaciones, vinieron en mi ayuda, por una parte dos alumnas mías (yo nunca digo exalumnas, porque siguen siendo alumnas), María Teresa e Ibéyise; y por otra parte, coincidencialmente el P. José Luis Hernández tuvo la misma idea: ellos me sugirieron que por qué no les daba unas clases de Cultura General aunque fuera una vez a la semana; que buscaríamos un lugar (José Luis propuso que fuera o en el Seminario de El Hatillo o en su parroquia, El Buen Pastor en Bello Campo-Chacao). Me gustó la idea, pero el problema de esa posibilidad  era que no podría ver sino a una pequeña cantidad de tantas maravillosas personas que me han ayudado y me han convertido en un  ser feliz y bendecido.
Entonces,  dos hijos putativos míos [¡ojo! toda persona medianamente culta sabe que /putativo/ significa / que se considera/, o /que pasa por…/], Laureano y Claudio, que querían participar en el experimento que ellos llamaron en su humor negro: “ayudemos a bien morir a Germán”, me sugirieron la idea de un blog porque así: a) puedo llegar a más personas; y b) podemos interactuar como en una clase, interrumpiendo, preguntando, saliendo (no de clase sino)del tema, molestando, etc.   Piensa llegar así principalmente a alumnas y alumnos del Liceo Pedro Emilio Coll (del cual fui fundador, es decir, entré como su profesor de latín desde su fundación y estuve casi 25 años);  a mis queridas e inolvidables alumnas de S. José de Tarbes de El Paraíso (más de 25 años); a mis alumnas y alumnos del Pedagógico de Caracas (29 años); a mis alumnas y alumnos de la UCAB (desde mi jubilación en 1991). Pero también he pasado, menos tiempo, pero no por eso menos valioso para mi alimento sentimental y espiritual, en la Academia Militar de Venezuela, en El Colegio Santiago de León de Caracas, Liceos Urbaneja Achelpol y Urdaneta, Gran Mariscal de Ayacucho, Academia Mérici, IEA (El Peñón), UCV…
Me gustó la idea y ´por fin puede aparecer, gracias a Dios, quiere, este blog  que se llamará Cultura y Lengua; en él trataremos todos los asuntos relacionados con ese amplísimo tema  prpuestos por ustedes para su discusión e intercambio. Quisiera que fuera algo informal, como una clase, en la que además del tema principal de cada sesión aparezcan preguntas (que pueden ser respondidas en el blog o por el Twitter @geflorache), intervenciones, correcciones, regaños (de ustedes), etc. Lo que quiero decir es que no será un blog tradicional sino muy sui géneris. Para terminar tengo que rogarles mucha comprensión: la misma que tendrían para un profesor en sus primeras clases. A pesar de la ayuda que me están prestando algunos expertos en blogs, habrá fallas al principio en presentación, técnica y otras cosas; sin embargo les preometo que las cosas irán cambiando para bien en la medida en que se vaya disipando mi ignorancia infotmática.
El primer tema que pienso tratar es “Elogio de la Ignorancia” parafraseando a Erasmo de Rotterdam con su Elogio de la Locura,  porque la ignorancia es más general (y muy útil como lo pienso demostrar) que la locura.
Einstein decía que  todos somos ignorantes, lo que pasa es que no todos ignoramos las mismas cosas” . Basado en eso, trataremos de quitarnos las aristas de la ignorancia como las piedras del mar, en un constante ir y venir de olas que nos irán puliendo y haciéndonos más humanos . Gracias anticipadas y que Dios se apiade de mi alma. Amén

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