Carta abierta al presidente de la
CEV.
Cada
15 y último transfiero a un párroco joven en Caracas, que había sido mi alumno,
una cantidad de mi sueldo, devengado en zarrapastrosos bolívares (inservibles
en el exterior donde tengo mis gastos “cubridos”), no tan grande como
quisiera. El destino es mitad para una
señora con un niño pequeño y la otra mitad para el párroco. Lo comenté y desaté sin quererlo, una
ola de solidaridad, y algunas personas allegadas a mí (colegas profesores,
exalumnos, familiares) empezaron a hacer lo mismo.
Cuento
esto, algo tan insignificante, que nadie puede verlo como gestos altruistas ni
mucho menos, porque me vino una idea que le iba a exponer a mi también exalumno, Mons. Diego Padrón, cuando él era
presidente de la CEV, pero ahora que se retiró por motivos de edad y
salud, lo expongo respetuosamente a su sucesor.
La
Iglesia venezolana tiene a CÁRITAS, una institución
de la Iglesia a nivel mundial, que viene siendo una mano que ayuda a los
pobres, vulnerables, débiles y excluidos, sin tener en cuenta su raza, ni
religión. Con Cáritas trata la Iglesia de construir un mundo cuyos cimientos
sean la justicia y el amor fraterno.
Como
todos sabemos es imposible que sea peor la situación hospitalaria, sanitaria y
alimentaria en Venezuela, sin aparente solución inmediata por parte del régimen
que impera en el país, condenando a muerte (no metafóricamente, sino
efectivamente, cumpliendo a la letra su genocida lema ”patria socialista o
MUERTE), a neonatos, niños, mujeres, ancianos, enfermos, etc. al “seleccionar”
a través de distintos medios(“carné de la patria” sobre todo) quién vivirá, y
quién morirá de hambre o por falta de medicinas.
CÁRITAS trata de aliviar esta situación,
(son numerosos los puesto p.ej. de comida, comedores improvisados en
barriadas,etc,) pero creo que falta una especie de coordinación nacional pues
parece que cada diócesis trabaja mucho,
pero todavía pudiera hacerse más y con mejores resultados si se obtienen los servicios profesionales
(gratis) de expertos en logística para que :
a) CÁRITAS se
centralice y se organice coordinadamente a nivel nacional; esto es posible pues
tiene la infraestructura necesaria hasta los más apartados lugares (parroquias,
vicarías, iglesias, capillas, colegios…).
b) CÁRITAS obtenga
recursos monetarios, insumos médicos, alimentos, etc. Esta es la parte más
fácil de conseguir, pues dentro de la misma Venezuela hay recursos, sobre todo
monetarios e personas que viven en el exterior (mi caso y el de muchos amigos y
colegas) pero siguen cobrando bolívares, completamente inútiles en el exterior,
pero útiles en el país. Y del exterior llegaría mucho más de lo que la gente se
imagina, contando que no solo los venezolanos harían su aporte, sino
extranjeros conocedores de la triste realidad venezolana.
Por supuesto que la prioridad la tendrían
hospitales, sobre todo de niños) y maternidades
Tenemos muy claro que la
primera dificultad que se asoma es la terca y cruel actitud del régimen de no
recibir ayuda humanitaria. Pero en este caso, no vendrá una ayuda global, fácil de sabotear (o robar) con la ayuda de sus grupos paramilitatres, sino una ayuda graneada,
goteada, dispersa pero constante … y la Jerarquía tendría que hacer valer su autoridad
y firmeza, acompañando al pueblo de Dios en su lucha por obtener esa ayuda, que
inclusive está prevista en el art. 1351*
de la agonizante CRBV.
Resumiendo: lo que propongo es solo tratar de hacer en
grande lo que los miembros del grupo San Francisco, al cual pertenezco, estamos
haciendo en pequeño, según nuestra posibilidad.
1*Las obligaciones que corresponden al Estado…en
cumplimiento de los fines del bienestar social general, NO EXCLUYEN las que , en virtud de la
solidaridad y responsabilidad social y asistencia humanitaria CORRESPONDAN A LOS
PARTICULARES según su capacidad.
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