martes, 16 de mayo de 2017

El tiranicidio y Santo Tomás de Aquino

                “Un país que mata a sus propios hijos no tiene futuro” san Juan Pablo II. 
     
                Doctrina de Sto.Tomás de Aquino (1224 – 1274) en Cap. VI de su “Gobierno de los Príncipes”…  : 1.) “el Tirano es quien desprecia el bien común y busca el bien privado”;  2) ; “se ha de proceder contra la maldad del tirano por autoridad pública”. “Cuando la tiranía es en exceso intolerable, algunos piensan que es virtud de fortaleza el matar al tirano”.

       La Iglesia no se opone a la pena de muerte:  en el Catecismo de la Iglesia Católica, No. 226 se lee: “La preservación del bien común de la sociedad exige colocar al agresor en estado de no poder causar perjuicio. Por este motivo la enseñanza tradicional de la Iglesia ha reconocido el justo fundamento del derecho y deber de la legitima autoridad pública para aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte...”.


      Sto. Tomas no estaba de acuerdo con san Pedro, quien decía que hay que ser súbditos reverentes no solo de los gobernantes buenos y humildes, sino de también de los señores díscolos- (II Pedro 2), pero fue muy cauteloso. Y aunque era partidario de la monarquía absoluta, consideraba a la tiranía como una corrupción de la monarquía. Y en ese caso Santo Tomás da tres consejos para prevenir o remover a los tiranos:1º.) constituir la monarquía de manera que el pueblo (multitudo) retenga el derecho de deposición. 2º) pedir la intervención de una autoridad superior, en este caso el Papa Romano quien puede no solo deponer al tirano, sino también acusarlo de herejía y condenarlo a muerte. 3º) Pedirle con la oración al Dios, “Rey de Reyes” que cambie los deseos del corazón del tirano hacia un arrepentimiento pleno. Para entender lo anterior debemos tener en cuenta que en su época, lo espiritual superaba lo temporal,de modo que los gobernantes, o sea los reyes, debían estar subordinados a los sacerdotes (“Gobierno de los Príncipes” México, Ed. Porrúa, 1996, Pág. 79).

       A pesar de lo anterior no se podría deducir inequívocamente que Santo Tomás de Aquino fuera partidario abierto de la “muerte del tirano” o tiranicidio; su inteligencia, junto con su prudencia y caridad, no le permitieron una sólida permisividad al tiranicidio. Yo pienso, sin embargo, que si alguien lo hubiera hecho, y se hubiera confesado con él, seguramente habría obtenido el perdón, porque además del arrepentimiento, ese pecador debió asegurar que “no volvería a hacerlo”… que son las condiciones necesarias para ser perdonado.












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