RITO DEL MATRIMONIO TOLEDANO
I GENERALIDADES.
La forma de la celebración del sacramento del matrimonio, según lo indica el “Rituale Romanum” es notablemente sencilla. Consiste en una declaración del consentimiento hecho por ambas partes y ratificado formalmente por el sacerdote con las palabras: "Ego conjungo vos in matrimonium in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amen" (Yo los uno en matrimonio, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén). · Una forma para la bendición del anillo que el novio recibe de manos del sacerdote para que lo coloque en la mano izquierda de la novia. · Unos versículos breves y una oración final de bendición.
El Papa Nicoás I, estableció alrededor del año 886, que todo el ceremonial del matrimonio cristiano se divide en dos partes claramente definidas: primeramente *los esponsales entendidos en su sentido estricto, o sea, la expresión del consentimiento de la pareja y de sus padres respecto a la unión. El segundo acto, que sigue inmediatamente después de los sponsalia- o después de un intervalo- comprende:* la celebración de la misa, en la que comulgan los novios · La Iglesia siempre quiso en todo el mundo dar un carácter religioso al contrato matrimonial Entoces exigir de la pareja contrayente que participara en una misa nupcial especial. La Iglesia por hacer que la solemnidad del matrimonio estuviera bajo su influencia queda bien descrito en la siguiente norma anglo sajona: “En las nupcias habrá siempre, por ley, un sacerdote, quien, con la bendición de Dios, unirá su unión a toda prosperidad” (Liebermann, "Gesetze der Angel-Sachsen", I, 422).
(La fracción 1 del número 1108 del nuevo Código de Derecho Canónico, publicado en 1986, dice lo siguiente: “Solamente son válidos aquellos matrimonios que se contraen ante el Ordinario del lugar o el párroco, o un sacerdote o diácono delegado por uno de ellos para que asistan, y ante dos testigos, de acuerdo con las reglas establecidas en los cánones que siguen, y quedando a salvo las excepciones de que se trata en los can. 144, 1112, § 1, 1116 y 1127, § § 1 y 2.)
RITUAL TOLEDANO
El rtual de Toledo, y hasta tiempos modernos, definitivamente sí reconocen una ceremonia doble. En la primera, luego de una solemne advertencia de manifestar cualquier impedimento que pudiese existir, los contrayentes dan su consentimiento “per verba de presenti”, y el sacerdote, al menos en las formas más recientes (véase "Manuale Toletanum", Antwerp, 1680, 457), pronuncia las palabras: “Yo, en nombre de Dios Todopoderoso, os uno en matrimonio”, etc.
A pesar de ello, la rúbrica siguiente indica que los contrayentes “no deben morar en la misma casa antes de recibir la bendición del sacerdote y de la Iglesia”. E inmediatamente prosigue, bajo un título totalmente distinto: “Orden para la bendición nupcial”, que comienza con la bendición de los anillos y las arras en la puerta del templo y culmina con la misa nupcial.
El testimonio más antiguo del uso de los dos anillos aparece en el ritual toledano). Aunque, mientras que el anillo de bodas ha sido conservado por la mayor parte de los rituales del mundo occidental, la manera de colocar es que el novio coloque el anillo primero en el dedo pulgar de la novia, mientras dice: “En el nombre del Padre”; luego en el dedo índice- “y del Hijo”-; después en el dedo medio- “y del Espíritu Santo”-, y por último en el anular- ¡Amén”.
No podemos omitir mencionar el “pallium” o palio (poêle, en francés), el cual en gran número de diócesis es sostenido sobre la pareja, mientras ésta se postra ante el altar durante la bendición nupcial de la misa. Esta costumbre se mantuvo hasta recientemente en muchas partes de Francia y aún se realiza en las bodas más ceremoniosas del rito toledano.
Dicha ceremonia, a una con el “jugale”, o lazo de listón multicolor que une a la pareja, son ya mencionados por san Isidoro
Al final un pallium, o capa, debe cubrir a la novia totalmente, pero solamente debe cubrir los hombros del novio. Ello parece deberse a que, como ya se mencionó más arriba, la bendición nupcial está casi enteramente dedicada a la novia y la consagra para llevar a cabo sus peculiares responsabilidades.
El paralelo de esta ceremonia matrimonial se encuentra en el palio que se sostiene sobre las monjas durante el prefacio de consagración, así como en su toma de hábito y votos. De ello podemos concluir que es inaceptable la interpretación que se da a este ritual, explicándolo como algo simbólico de la muerte de la religiosa al mundo.
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