domingo, 22 de diciembre de 2013

Maduro y los Alcaldes de la Oposición


Mucha gente se pregunta a qué obedece la reunión de Maduro con alcaldes y gobernadores opositores y unas posibles “medidas humanitarias” en el caso de Affiuni y Simonovis. ¿Será que por fin prevaleció el sentido común, sobre todo ante el oscuro panorama que se avecina?

Creemos que sabemos por qué, pero antes de decirlo pienso que es necesario acotar algunas cosas:

1.       La situación  económica-social del país es desastrosa, grave e inocultable.

2.       Las recientes elecciones fueron, para el gobierno, un descalabro (parcial pero descalabro al fin); sólo que como ellos siempre convierten las derrotas en victorias (siguiendo la costumbre del expresidente difunto), convirtieron esta derrota parcial en una victoria total.

3.       A pesar de esa “conversión”, el futuro no luce prometedor para el gobierno, ante la inminencia de medidas económicas, necesarias pero indigeribles para la masa chavista (alza del precio de la gasolina, devaluación del bolívar y la consecuente inflación desbocada, fin de algunos subsidios porque ya pasó la época electoral, graves fallas de la Misión Vivienda, “Patria Segura”, etc.),  que van a suponer más fallas, protestas, deserciones y críticas en la base del chavismo nostálgico.

4.       El problema que se le presentaba al gobierno central era que a oposición, basada en sus avances victoriosos y obtención de feudos chavistas, seguía luchando: a) contra la aplicación del llamado “Plan de la Patria”, forma encubierta de desconocer el triunfo de las alcaldías no chavistas; b) imponer y fortificar, económica y políticamente a las llamadas comunas; y c) por el nombramiento de jefes paralelos a alcaldías y gobernaciones, entorpeciéndoles el trabajo, para echarle la culpa de las deficiencias, causadas o provocadas por el gobierno central.

5.       A esto se añade los problemas en Educación, tanto elemental y media (Resolución 058), como superior universitaria (normas de homologación, deficiencias presupuestarias, reclamos estudiantiles, etc.)

 

               Con un inicio de año conflictivo y sin que hubiera dinero para arreglar los entuertos a base de dádivas, limosnas, como ocurría en años anteriores, vino la ayuda “psicológica”, no sé si solicitada o no, de sus mentores y “asesores” cubanos.

Y supimos que éstos le dictaron a Maduro el plan que se está revelando poco a poco, de disminuir los frentes de batalla; por lo tanto es conveniente:

*no atacar a la Iglesia;

*no hacer nuevas expropiaciones;

*tomando en cuenta la efervescencia causada antes de las elecciones por el conflicto universitario, seguir (sólo seguir), el diálogo con los universitarios y sus representaciones, postergando lo más posible compromisos); eso debe hacerse por separado (entre estudiantes, profesores y personal administrativo y obrero) ;

 *conceder, como ya lo mencionamos, indultos “humanitarios”, señalándole a Maduro, el éxito político y diplomático alcanzado por su “colega” Putin al liberar a las Pussy Riot  y a su odiado y peligroso oponente Mijail Jodorkovski .  

En cuanto a la oposición, sería conveniente:

*disminuir los ataques;

*dar la impresión de diálogo y concordia;

* pensar detenidamente en conceder, *pronunciar un discurso, si no conciliador, al menos no insultante…

Los “asesores” sabían que habría problemas pues el sector cívico-militar narco-corrupto se opondría; ante eso Maduro y su gente tendrían que hacerles ver que eso era lo estratégicamente correcto, por lo cual debían apoyarlo y aplaudirlo.

 

Maduro ya empezó su plan, pero el tiempo (una o dos semanas) dirá si puede seguir la línea dictada por la Habana, pues como se sabe, hay fuertes diferencias entre los tres grupos de poder; la amalgama ha funcionado porque todos están conscientes de que o se salvan todos o se hunden juntos.

 Al iniciarse el plan todo empezó a darse como se había previsto: aplausos , aunque con reserva de lado y lado, pequeñas concesiones, pero muy publicitadas, que dieran la impresión de que el gobierno iba a seguir cediendo:  un poco de menos belicosidad en las presentaciones, aunque lo suficientemente estentóreas como para complacer a la fracción dura, etc. etc. 

Cumplido lo anterior se pasaría a la fase siguiente: hablar de las medidas económicas severas previstas (aumento, aunque gradual, de la gasolina, devaluación más o menos camuflada de la moneda (en la que la mayor perdedora era la clase media, pero a la que le endulzarían el amargo remedio con algunas “concesiones” que se están estudiando, dando a entender que la oposición las aprobaba o al menos no se oponía…

Ante esto una pregunta ¿cómo podrá aceptar la oposición ese pequeño cambio (en realidad un chantaje), apareciendo como legitimador de medidas impopulares, y que no se  abandonara la lucha contra la arbitrariedad, la injusticia y la corrupción? Si se sigue una crítica implacable, ¿no se estarían comprometiendo los pocos logros obtenidos?

Para la crítica despiadada y necesaria se puede contar con María Corina y otros representantes de la oposición para seguir con ese trabajo; pero había un problema: María Corina y esos otros representantes son parte de la Unidad Democrática, por lo que su representatividad es limitada, por lo cual hace falta el empuje de la mayor representación.

Viene entonces el deus ex machina a resolver la situación:

Capriles fue invitado (sólo telefónicamente, como para que no fuera) a la reunión de Alcaldes y Gobernadores en Miraflores, y…Capriles no fue. A mí personalmente me pareció que Capriles había perdido una oportunidad de decir claramente, nada menos que en cadena nacional, una serie de cosas, tal como lo hicieron otros;  y exigir además lo que se le exigió al gobierno: a) respeto a la representatividad, del mismo  Capriles y de las autoridades electas;  b) señalar lo inconstitucional de los “jefes” paralelos (como el Jaua que tiene él);  y c)  el injusto “reparto” del situado constitucional, como si fuera un botín para el “vencedor”.

Pero en este momento eso se puede revertir, convirtiéndose Capriles en “el policía malo”, y seguir así denunciando todas las injusticias, inconsecuencias, corruptelas y disparates de todo tipo del gobierno…como reconocido jefe de la Oposición; y dejarle a Ledesma,  el papel de “policía bueno” (pero no pendejo); Ledesma, con su diplomacia y experiencia política, puede como representante del grupo de Alcaldes, obligar al gobierno a cumplir las pocas promesas que hizo.

Esa es la única manera de obtener, y seguir obteniendo algo del régimen, sin claudicar en la denuncia del desastre actual y,  sobre todo, futuro, porque tal como estamos, vamos, y seguiremos peor, sin rumbo cierto, hasta el fondo del precipicio.

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