domingo, 23 de julio de 2017

El escudo de Caracas



                                                El León de Caracas:
Escudo: Simón de Bolívar el Mozo, antepasado del Libertador, en 1589 había sido enviado por el Ayuntamiento a la corte para solicitar ante el rey beneficios en cuanto a la administración, salud, educación y demás instituciones para el desarrollo de la ciudad, en aquel entonces capital de la Provincia de Venezuela. [.]El escudo se otorgó en 1591 formalmente, y presenta al león como figura emblemática de Caracas, a partir de la Real Cédula expedida por Felipe II en San Lorenzo del Escorial, el 4 de septiembre de 1591 que la concede, como ya se dijo, a petición del Procurador General, en los términos siguientes:
"En campo de plata de un león color pardo, puesto en pie, teniendo entre los brazos una venera (concha semicircular de dos valvas) de oro con la Cruz Roja de Santiago, y por timbre (insignia que se coloca encima del escudo de armas) una corona de cinco puntas de oro.
      En realidad el león de Caracas aparece mucho antes de la Real Cédula de Felipe II: en
1579: cuando los Regidores (consejales o ediles) acordaron que la media arroba de vino se haga por la misma medida de la de Santo Domingo, ordenaron que “los patrones se hagan de madera y se llenen con el sello del León de esta ciudad y se metan en la “caxa” del Cabildo”.
A través de una Real Cédula concedida por Carlos III el 13 de marzo de 1766*, se oficializa el Escudo de Armas de Caracas, que llevaría una orla con una inscripción en latín sobre la Virgen María como un gesto noble al escudo de la ciudad, con las palabras: Ave María Santísima, sin pecado concebida en el primer instante de su ser natural. La petición original (Ave María Santísima de la Luz sin pecado concebida) suscitó una polémica sobre sí debía o no colocarse en la orla del pendón, la cual concluyó con la decisión del Rey, que suprimió la palabra Luz, incorporando "en el primer instante de su ser natural".

*El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por Pio IX en su bula Ineffabilis Deus, del 8 de diciembre de 1854,



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