A
fines del año 2015, resumí un informe de la Fundación Latinitas, de la que fui
traductor-corresponsal hasta el 11 de diciembre de 2017 cuando renuncié por
motivos que expliqué en su momento. En ese informe se insistió principalmente en tres puntos álgidos en ese
momento: 1). el posible tratado del
gobierno del presidente Santos con la guerrilla colombiana FALN para poner fin
a tan larga y cruenta contienda; 2) el auge del terrorismo por la creación del
llamado califato de ISIS; y 3) la posible “salida” de Venezuela de la dictadura
cuyo capitoste visible era Maduro.
Lo
relativo al punto 1 y al 2, especificaban su proceso y su posible término. En
rasgos generales acertaron en sus predicciones, como se podrá apreciar en un
recuento que haré en mi blog. Pero lo que
ahora quiero tratar es el punto 3, que
trataba de la posible salida de Maduro del poder, pues se discutía, con motivo
de las elecciones parlamentarias de Venezuela, un revocatorio para sacar a Maduro del poder.
Los
analistas pensaban que esa salida, en el supuesto de que se hiciera el
revocatorio, no sería tan fácil como parecía. La principal razón fue que la
dictadura de Maduro no era una dictadura de un solo jefe, caudillo o lo que
fuera (como era Chávez en al principio), y una política populista y patriotera;
digo patriotero porque no admite sino
adjetivo despectivo, pues fue la gran paradoja: hablar de patria soberana cuando nunca estuvo más sometida (a Cuba) y con un
presidente extranjero (colombiano). Y con un pueblo, antes olvidado y ahora tomado
en cuenta, pero sometido y dependiente en absoluto de ese jefe o caudillo.
En
cambio la dictadura heredada por Maduro, convertida poco después en tiranía,
era un monstruo de muchas cabezas, entre las cuales Maduro era una especie de primus inter pares, o la cabeza visible de una mafia, cuyo “padrino”
era Fidel Castro y luego su hermano Raúl, y una serie de funcionarios-civiles y
militares-funcionarios que tuvieron la posibilidad de tener sus propios feudos,
con territorios propios y economía
independiente, producto de la corrupción y el narcotráfico.
Pero
volviendo a nuestro caso: cuando yo publiqué ese informe, obtuve respuestas,
pocas es cierto, porque la Fundación era desconocida y yo no tengo peso político. Y de las pocas que hubo al gunos me tildaron de pesimista y otros hasta de Casandra (Ignoraban esos tipos que Casandra fue castigada por Apolo a que dijera la verdad, pero que nadie le iba a creer !) Y si lo menciono ahora es porque alguien de mucho prestigio y de mayor peso
político acaba de decir lo mismo el pasado jueves 13, en el foro “Voces de
Venezuela”, realizado por el America´s Society/Council of the Americas, en
Coral Gables, Florida, USA.
Lo
expuso nada menos que Beatrice Rangel, exministra de la Secretaría del
presidente Carlos Andrés Pérez
La
Dra. Rangel declaró que : No se puede enfrentar al gobierno de Nicolás Maduro
como un régimen totalitario tradicional”…”Tres cuartos del territorio nacional
ya es controlado por mafias internacionales…”…Los esfuerzos del pueblo
venezolano por recuperar la democracia requieren en este momento del respaldo
internacional…””Tenemos detrás del gobierno de Venezuela todo tipo de mafias”…”En
el sur de Venezuela…está la mafia búlgara, la mafia siria, la mafia china y la
mafia rusa.”…”en el noroeste las costas venezolanas están plagadas de piratas,
que han desplazado a los pescadores venezolanos…”Y luego tenemos en el
occidente de Venezuela las mafias del narcotráfico colombiano”, aliadas a veces
y otras en pleito, añado yo, a la mafia narcosoleada venezolana.
La
Dra. Rangel cree que la lucha por la restauración de la democracia, va a ser
mucho más difícil que cualquier otra hecha en el mundo, porque se trata de
destruir la unión entre el totalitarismo y el crimen organizado.
El
panorama expuesto por la Dra. Rangel, que se puede ver en detalles, en la
entrevista que le hizo el nuevoHerald
de Miami el viernes 14 de julio del 2017 en su primera página, no puede ser más
pesimista, pero desgraciadamente realista. Pero eso, en vez de achicopalarnos,
nos debe motivar a comenzar de una vez una obra que será muy difícil, pero
necesaria y posible.
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